Acabamos de llegar de nuetsra luna d emeil. todo lo que os cuente es poco. Es un viaje de esos que no se olvidan. Y precisamente, para no olvidar fuí escribiendo un pequeño resumen cada día con todo lo que nos iba pasando. Así que si tienes un hueco y quieres leer cómo fue nuestro viaje lo cuento a continuación! Espero que os sirva a alguna para coger ideas o simplemente para hacercaros un poquito nuetsra experiencia por el continente asiático!
Día 1/23 Nadie me lo había dicho pero aquí hace un calor horrible, sofocante. Imposible no respirar con esfuerzo. Sudas y cada poro de tu piel transpira. La ciudad es caótica. Conducen cómo locos y todo está un poco sucio. Pero la gente es muy amable. Y la comida: riquísima! Sabores increíbles. Hemos visitado el mercado de chatuchak. Muy recomendable. Desde el hotel vemos la ciudad. Ahora, me relajo en la piscina. Estoy feliz.
DÍA 1/23
Día 1/23 Es como meterse de lleno en el escenario de una película. Un barrio increíble lleno de contrastes. Bangkok por la noche se llena de sonidos y de gente que sale, a pesar del bochorno húmedo del ambiente, a la calle y ríe, come y bebe ocupando las aceras frente a cualquier puesto de comida callejera. Hay tanta oferta que es imposible decidirse! Todo riquísimo.
DÍA 1/23
Día 2/23 Me ratifico: Bangkok mola más de noche. A eso de las siete la ciudad muta a una urbe diferente, más exótica, más abierta, menos masificada, y al mismo tiempo más llena de gente. Por la mañana visitamos el Royal Palace y de no ser una para de esas obligatorias ("ya que estás aquí"...) no se lo recomendaría A NADIE (CALOR. Gentío. Chinos y más chinos. Ningún control dentro del recorrido. Caos. Peste. Ruido. Ningún estímulo positivo. Entrada carísima. Trato deleznable por parte de la organización). Pero Bangkok bien merece una segunda vuelta y eso es lo que hemos hecho esta tarde. Pasear casi a solas por watarum un templo budista, con estupa incluida, que nos ha encantado. Hemos visto monjes en plena oración y hemos deambulado por el margen del río. A la noche: Khao San Road, dicen que la mejor calle de fiesta de Bangkok. No está mal, pero demasiado turística. Prefiero perderme por las callejuelas de cualquier suburbio próximo a nuestro hotel... Aunque allí, en Khaosanroad hemos conocido a unos grandes amigos majaras de Japón, China, República Checa y Australia que nos han alegrado la noche. Vivan lis noodles de los puestos callejeros!
día 2/23
Día 3/23 Bangkok. Me han robado el móvil Escribo desde el móvil de Alberto y tengo un disgustazo... Pero a pesar de todo ha sido un gran día. Hemos estado por la mañana de relax en la piscina. Al medio día de cervezas entre baño y baño (las "Chang" son una maravilla, aunque Alberto prefiere la marca "Shinga" por una asociación sonora que no acabo de entender, y a media tarde nos hemos echado a la calle para visitar el Mercado de la vespa. Uno de los pocos mercados que escapan al interés del turista extranjero, y no será porque no sea chulísimo! Últimamente, nos cuentan, se ha puesto de moda entre los jóvenes hipster de Bangkok. Puedes encontrar de todo en un ambiente muy way. Por supuesto, puestos y más puestos de comida tailandesa, ropa de segunda mano, artículos vintage, coches de los setenta!, músicos callejeros, muebles de la época colonial... Una pasada... Aunque me haya quedado sin móvil.
día 3/23
Día 4/23 #honeymoon Mercados! Si algo resume nuestro paso por Tailandia esto es: visitar mercados. Los hay a cada esquina, en cada pueblo. Hoy hemos viajado a 40 minutos de Bangkok, camino ya del sur, hasta Amphawa. Una ciudad que los fines de semana se convierte en una Venecia asiática donde canoas y góndolas compiten por un lugar en el río y donde puedes comer rica comida típica subido en una barca. El espectáculo es una pasada. Aquí, hemos probado el marisco de río que sabe un poco a nada. Por la tarde nos hemos subido en una barcaza desde la que hemos podido ver las dos orillas del río. Casas preciosas, niños nadando entre el caudal, y lo más sorprendente: cuando cae la noche, miles de luciérnagas aparecen y es como si hubiera miles de bombillas de navidad entre los árboles. Ah! Hemos estado también en el famoso mercado del tren. Los puestos se suceden a los pies de la vía, cuando pasa el expresso, recogen los toldos de los puestos a una velocidad de vértigo! Y segundos después, todo continúa igual en el Mercado. Una sensación flipante el sentir pasar un tren viejo de hierro a escasos cinco centímetros de tu cara. Por último hemos visitado la estupenda del lugar. Donde unos monjes simpáquisimos nos han enseñado cómo rezar a buda con las cuatro posiciones de su religión. El viaje mejora! Deseando llegar a el sur!
día 4/23
Día 5/23 #Tailandia #caminoalsur Despertamos pronto en Amphawa. El marido de la dueña de nuestro hostal se ofreció a llevarnos a coger el tren en su propio coche. En una hora habíamos llegado a la estación de Ratchanaburi, atravesando kilómetros de campo virgen, ríos y plantaciones de arroz. La sorpresa del día: al llegar a la estación nos indican que el único tren con aire acondicionado pasa seis horas más tarde. No nos lo pensamos. Nos toca esperar. Aquí es impensable viajar sin aire acondicionado. Hace un calor insufrible. Así que armados de paciencia, con cámara de fotos y libros en la mochila esperamos durante seis horas a nuestro tren. Pero la experiencia valió la pena. Observar cómo se mueven, cómo se relacionan los tailandeses es super gratificante. A las cinco y media cogimos nuestro tren y seis horas después, llegamos al puerto de "Chomphun". Nos espera un ferry rumbo a la isla de Kho Tao. Seguiremos informando
día 5/23
Día 6/23 de nuestro viaje a Tailandia. Ya en Khotao. Veinte. Esas son las horas que hemos tardado en llegar a Kho Tao. Tras llegar en tren a Chumpon cogimos un tuctuc que nos llevó, a velocidad de vértigo, al puerto desde donde salía en último ferry del día rumbo a nuestra isla: Kho Tao. En diez minutos recorrimos casi treinta kilómetros. Imaginaros la velocidad que llevaba un medio de transporte ya de por sí inestable. Pero nos entró la risa floja: estamos viviendo una aventura! La cara nos cambió un poco cuando llegamos, "in estremis", al puerto y descubrimos que "el ferry nocturno" no es más que un gran, ruinoso y oxidado barco de pesca cargado hastalos topes de sacos de arroz, especias y pescado seco. Subimos y la sala principal del barco está reconvertida en una habitación para todos los "pasajeros" con decenas de literas a los lados. Escogemos dos literas superiores. Nos miramos con cara de resignación y nos echamos a dormir. Yo caí redonda. Alberto hizo de guardián toda la noche y no pudo pegar ojo. A las cinco de la mañana atacamos,por fin, en el puerto de kho tao. Cansados y malolientes negociamos el precio del traslado hasta el hoyel con el dueño de un furgoneta descubierta por detrás. Nos acepta y nos deja sentaditos cargando con nuestras maletas en la parte de atrás del vehículo. Al rato vuelve el mismo tipo con nueve turistas más, americanos, cargados de bolsas de buceo ymaletas. Íbamos hasta los topes. Cuando la furgonetilla arrancó empezó de nuevo nuestra risa floja: ahora, si que sí, eramosua especie de refugiados huyendo de la peor manera durante la noche. En media hora llegamos al hotel. El trayecto, pee la imcomodidad, se nos hizo corto: estamos fascinados con los ruidos de la naturaleza, las estrellas... Y por fin el hotel. En la puna norte de la isla. Junto a la ladera de la montaña mirando al mar. Hemos llegado al paraiso! Tenemos un habitación de ensueño. Hay dos piscinas imfinitas que te hacen soñar que tocas el mar con los dedos. Y el agua de maR s taaan transparente! Buceas y tocas los peces! No se asustan! Después de veinte horas de viaje #Khotao es nuestro paraíso.
Día 6/23
Día 7/23. Kho Tao. Hasta hoy no sabía que a la mayoría de los chinos les da miedo el agua. Hoy hemos hecho un recorrido por toda la isla (de norte a sur y de sur a norte) rodeandola por barco. Un barco en el que hemos compartido aventura con una pareja húngara, unos británicos y un montón de chinos. El objetivo: bucear y observar las maravillas bajo el mar que ofrece esta isla. Viajábamos con lo puesto y nuestro bote de "body Milk", porque aquí, otra cosa no, pero el sol aprieta pero bien. Ellos, los asiáticos, viajaban con sus trajes de neopreno, aletas, gafas profesionales... Cuál ha sido nuestra sorpresa que en la primera inmersión (capitaneados por el mismísimo Jack Sparrow tailandés) los chinos no se atrevían a tirarse del barco! Les daba miedo el agua! Nosotros si hemos saltado y hemos visto maravillas. Peces de todos los colores. Corales... Y un pequeño tiburón que es como lo pintan en las películas. Ahora entendemos porqué este destino tiene tantos adeptos enre los amantes del snorkel. Al llegar al hotel hemos hecho una parada en la piscina donde hemos enseñado a una niñita china a nadar junto con su abuela. Me he dado cuenta de que el modus operandi de Alberto de hablar en español a todos los extranjeros funciona perfectamente con los chinos. Ellos han hablado en chino y nosotros en español todo el rato y tan ricamente! Por la noche hemos acabado cenando en una especie de chiringuito de carretera junto a un centro de lucha MuayThai. A mi eso de que se peguen no me llama mucho la atención, eso si, la cena: exquisita. Buenísima y muy barata. Al cambio más o menos un euro cada plato. Aviso: volveremos con mil recetas y ganas de cocinarlas. Ah, Alberto bebe ahora cerveza Chang, cuestión de tamaño
Día 7/23
Día 8/23. Seguimos en Kho Tao. Son las once de la noche y nos hemos recluido en nuestra cabaña del hotel. Ha sido un día intensísimo! Fuera, junto al mar, cerca del bar del restaurante, suena la version "personalisima" de canciones de Frank Sinatra a cargo de un chino no muy entonado. Cerramos la ventana. Paz. Hoy hemos aquilado una moto para recorrer la isla por el interior! Ha sido un acierto. Y mira que yo estaba recelosa porque las carreteras aquí son horribles! Pero, oye, me ha encantado la experiencia. La isla es una jungla inexplorada que, gracias a Dios, sólo concentra a grupos de turistas en algunas partes de la costa: mucho guiri, mucho fan del Muay Thai, mucho chino... Hemos regresado tarde al hotel, justo a tiempo para ver atardercer desde la piscina. Vamos a echar de menos estas vistas, joder. Hoy es nuestra última noche en Kho Tao. Mañana, otra isla: Kho Phangan. Nos vamos ya a la cama que se nos cierran los ojitos!Por cierto, destacar cien por cien los bares de carretera de aspecto inmundo. Qué platos más ricos! Qué educadas las camareras! Y, finalmente, qué limpio todo! Las apariencias engañan
Día 8/23
Día 9/23. Kho Phangan. Vamos deprisa y corriendo: aquí no funciona muy bien Internet. Esta isla es preciosa. Vecina de kho Tao en una hora y media nos hemos plantado aquí en ferry esta mañana. Pero Kho Phangan es muy diferente. Es enorme y aquí se respira PAZ. Hay un ambiente muy bohemio. Aunque dicen que es porque no es luna llena, cuando la hay, la isla se plaga de jóvenes fiesteros con ganas de llenar de ruido y música la isla. Nosotros agradecemos que sólo sea media luna y tengamos la isla casi en exclusiva. Hemos vuelto a alquilar una moto y hemos presenciado uno de los mejores atardeceres desde que llegamos a Tailandia. Esta isla pinta bien
Día 9/23
Día 10/23 #Khophangan Esta es tierra de piratas. Se nota. Se palpa en el ambiente. Y no lo digo porque nos hayan robado 3.000 baths en efectivo en el hotel... sino porque estando aquí te visualizas a ti misma oteando la orilla a la espera de barcos, botines e historias de hombres curtidos en el mar. De hecho, nos embarcamos bien temprano en una lancha que nos llevaría a recorrer algunas de las miles de islas que conforman el archipiélago del sur este de Tailandia. Éramos quince en el bote. Compartímos la parte delantera de la embarcación con una pareja francesa que se confiesan enamorados de Andalucía. Ahí ya nos han ganado. La lancha va muy rápido y vamos descubriendo islotes diseminados en un mar totalmente en calma. Paramos, al cabo de una hora, para hacer snorkel, cerca de un peñón enorme. Vemos peces y más peces pero será que la experiencia en Kho Tao fue tan chula en cuanto a fondo marino que los corales de aquí no nos llaman tanto la atención. Volvemos a montarnos en el bote y seguimos navegando hasta otra isla donde se encuentra el "lago esmeralda". Un enorme lago situado en el centro del islote. Para verlo con perspectiva escalamos unos cien metros y ea, ya tenemos la foto. Bajamos y nos espera la playa de arena blanca, fina y limpia. Un espectáculo. Subimos de nuevo al barco y llegamos al Parque Nacional Marino de Ang Thong. Si creíamos que lo habíamos visto todo... Esta isla tenía reservado un paraíso particular para dejarnos con la boca abierta. Palmeras infinitas, playa de ensueño y miles de islotes al rededor de la isla. De nuevo, para conseguir una buena foto tenemos que escalar doscientos metros de empinadisima pendiente. Nos íbamos agarrando a las raíces de los árboles! Para habernos mataó... pero DE VERDAD. Desde arriba la sensación es indescriptible. Te emborrachas de naturaleza, de colores, y piensas: ahora cómo coño bajo? Tras la excursión regresamos a Kho Phangan con el barco a una velocidad que debería estar prohibida! Íbamos dando botes como chinches en la parte delantera del barco. Llegamos al puerto y alquilamos una moto. Nos fuimos a perseguir de nuevo el atardecer en la isla. Sólo por ver ese momento, el del sol cayendo, vale la pena viajar a Kho Phangan. Es de película. Cenamos en un bar de carretera (se están convirtiendo en nuestros favoritos), cerca de un ring de Muay Thai -Alberto por fin ha conseguido unas fotos - que nos recuerda, como casi todo en esta isla, a las pelis sobre Vietnam! Y tras la cena... derechitos al hotel. Estamos muertos. Hoy se celebra la media luna en la isla. Y dicen que se monta una buena fiesta en el centro. Pero no tenemos ni fuerzas ni ganas. Quien nos ha visto y quien nos ve! Mañana nos espera un día duro!
Día 10/23
Día 11/23. La palabra entropía procede del griego (???????) y significa evolución o transformación. Alberto dice que eso es el matrimonio. A mi la palabra matrimonio me recuerda a boquerones con anchoas, cosas de nacer murciana. Miro a Alberto y sonrío. Me gusta tenerlo cerca, me siento en casa aunque estemos a diez mil kilómetros de nuestra cama. Eso es familia. Fuera diluvia. Será el monzón tailandés. Nos hemos parapetado (me encanta esta palabra) en la habitación de hotel y leemos ensimismados cada uno nuestro libro. Estamos en medio de la jungla, a las puertas del Parque Nacional de khao Shok, un poco en medio de la nada entre tanto árbol y tanta palmera. Para llegar hasta aquí hemos viajado en una sucesión larguísima de diferentes medios de transporte: ferry, buses, minibus, coche, camioneta... En el último bus conocimos a unas barcelonesas encantadoras con las que nos hemos echado unas risas. Una de ellas se inventa palabras, yo me he sentido muy identificada! Ha sido un gran viaje. De hecho estamos muy sorprendidos de lo bien que va todo hoy! En este hotel son tan encantadores que nos cuesta creerlo! El karma parece que funciona. Toca relax en nuestro refugio con rayos, truenos y lluvia, mucha lluvia allá fuera. Y calma, mucha maravillosa calma aquí dentro. Entropía.
Día 11/23
Día 12/23. Parque Nacional de Khao Sok. Amanece un día tan perfecto que parece que ayer el cielo no hubiera estado a punto de caer sobre esta selva y matarnos. El Parque Nacional de Khao Sok es un reducto natural que escapa al interés de muchos turistas pero que merece visitarse. Se divide en dos partes. La jungla y el lago. El Chewo Lan es un inmenso lago artificial de 165 km2 rodeado de enormes acantilados de piedra caliza y selva con una abundante vegetación. Atentos, porque tal enormidad es artificial. Fue construido en los años ochenta para preservar la tierra frente a la tala de árboles y servir, además, como fuente de energía hidráulica. Leemos por ahí que también sirvieron sus islotes como refugio político. Una pasada de sitio. Lo hemos disfrutado a bordo de una canoa junto a un grupo muy divertido. Hemos vuelto a coincidir con las chicas catalanas que conocimos ayer: Cristina y Yasmina. Unos soles de niñas con las que hemos compartido aventura con excursión por la selva incluida, una caminata de dos horas a través de una tierra salvaje y virgen. Decían los blogs de viaje que cuando llueve aparecen sanguijuelas que chupan la sangre del caminante. El día anterior había llovido y yo iba asustá por sí nos encontrábamos con "savandijas". Pero nada, no tuve el "placer" de coincidir con ninguna! Durante la excursión te ofrecen también visitar la "bat cueva" -se llama así! - oferta que declinamos por razones obvias... ver murciélagos a oscuras no me parece divertido! Y también te ofrecen dormir en unas cabañas flotantes. Son chamizos de chatarra y madera que te cobran a precio desorbitado para en realidad acabar teniendo la experiencia de sentirte mendigo por unas horas. Para nuestro gusto: un timo. Volvemos al hotel y, después de doce días comiendo comida local... hoy nos atrevemos con una hamburguesa, como lo echábamos de menos!
Día 12/23
Día 13/23. De Khao Sok a Bangkok. En Tailandia hay mucha gente que viaja sola. Hoy nos toca hacer muchos kilómetros -más de veinte horas de viaje en bus-, y en ese tiempo da lugar a hablar, y mucho, con mucha gente. Llueve a cántaros y viajamos en un autobús deprimente que nos han vendido como de "gran lujo", ja. Coincidimos con varias chicas de Francia, Italia, Rusia.. Todas solas con su mochilas. Y muchas ganas. Alberto ha hecho sus pinitos con el inglés y ha llegado a la conclusión de que el perfil de muchos de los viajeros que plagan Tailandia son personas que, en sus barrios, miran por encima del hombro al carnicero, por ejemplo, -de esos hay bastantes. Y es que nos ha dado en la nariz que para muchos viajar no es más que una obsesión "cuantitativa" por acumular más sellos de destinos exóticos en el pasaporte. Y contarlo luego, claro. Otros no. Coincidimos con gente que te habla de sus viajes como de la vida en general, como un momento, un retazo de vida que rescatan para ti en forma de anécdota y que sirve para dar a conocer un poco de sí mismos. Para otros, viajar es sinónimo de huir de lo cotidiano. Hemos conocido a una italiana que vive en Sidney. Viaja sola porque ha roto con su novio. Es sonriente, y guapa, y necesitaba "encontrarse" en un lugar ajeno a su día a día. Hemos encontrado a monjes budistas en cada estación de tren o bus. Recorren distancias enormes y no sabemos con qué propósito. Y luego estamos nosotros, que anotamos mentalmente todo lo que nos rodea y lo rumiamos, lentamente, porque cuando volvamos a casa queremos guardar dentro viaje para rato!
Día 13/23
Día 15/23. Ayutthaya. Ayutthaya es una antigua ciudad a 85 km de Bangkok. Fue la capital del reino de Siam, antes de que llegaran los birmanos, arrasaran la ciudad y destruyeran los templos. Aún a pesar del paso de tiempo visitar Ayutthaya es impresionante, de hecho, el conjunto arquitectónico de estupas está considerado, desde el año 1991 como Patrimonio de la Humanidad. Bajo un calor de justicia recorremos en minibus los 15 kilómetros cuadrados del complejo, admirando las ruinas y la historia. Una de las paradas que más nos gustó fue la que nos permitió ver la cabeza de buda en el árbol. Cuenta la leyenda que cuando llegaron los birmanos cortaron todas las cabezas a los budas de los templos, una de esas cabezas salió rodando y la recogió tal y como puede verse hoy día, un árbol. Dicen que la salvó la naturaleza. Ahora se ha convertido en lugar de peregrinaje, y ojo, para hacer una foto tienes que hacerlo de cuclillas, no se puede fotografíar a buda teniendo la cabeza por encima de la suya. En la excursión hemos coincidido con unos japoneses majísimos y con una pareja de canarios con una historia como para rellenar diez páginas. Ella es pitonisa en Tenerife, él Venezolano y cuenta-cuentos. Ayer asistieron a un espectáculo de pingpongshow. El pingpongshow es una función, por llamarlo de alguna manera, en la que mujeres tailandesas hacen diferentes "trucos" con su coño. Desde expulsar pelotas de pingpong hasta abrir una botella de Coca-Cola. Es una forma de diversión perversa en la que, según dicen los canarios, las mujeres son tratadas como escoria. Aquí, en Tailandia, también hay representaciones con los llamados "lady-boys". Hay muchos transexuales por estas tierras. Hablar con nuestros compañeros de viaje canarios me hace visualizar un mundo más amplio y sórdido alejado de la estampa, preciosa, de ruinas monumentales que vemos de Ayutthaya.
Día 15/23
Día 17/23. Hoy es nuestro último día en Bangkok y lo hemos cerrado con un curso de cocina Thai personalizado. De buena mañana hemos ido al mercado con nuestra "teacher". Nos hemos alejado de las zonas turísticas y nos ha llevado a mercados "de verdad". Hemos aprendido a hacer cuatro recetas: curry verde, sopa Tom Yom, Pad Thai y un postre de arroz con leche de coco. Menos mal que no habíamos desayunado! Bangkok nos ha sorprendido de todas las maneras posibles. Y ahora, que esto parece que se acaba, vamos despidiéndonos poco a poco de todo lo que nos ha enamorado. Por lo pronto: hasta pronto pad Thai!
Día 17/23
Día 17/23. Khao San Road es la calle de los mochileros, una arteria muy viva de Bangkok con letreros luminosos, puestos a cada lado de la calle, y tuctuc mal aparcados en cada esquina. Una zona plagada de turistas y de vendedores tailandeses dispuestos a regatear cada bath en juego. La primera vez que pisamos Khao San Road juramos no volver. Quince días después hemos pasado cuatro noches en un hotel en el corazón de esta calle que es un ejemplo, a pequeña escala, de lo que es la ciudad. Y nos ha conquistado. Aquí hemos conocido a Mr. Thai, él vende paquetes de viajes. Le faltan cuatro dedos de la mano derecha pero te estrecha la mano muy fuerte siempre que te ve. Siempre sonríe e Intercala palabras en español: "un poquito", "pasado mañana "... Nos ha ganado. Cuesta tan poco ser simpático! Dicen que este es el país de las sonrisas, bueno, para nosotros, el del caos maravilloso. Los cables de la electricidad penden desordenados en postes maltrechos en cada calle. Y piensas: "esto va a matar a alguien ". Pero aquí nadie se sorprende. Ayer visitamos un mercado y vi, por primera vez, una rata. Era pequeña y correteaba entre los cestos de fruta del suelo. Nadie tampoco pareció extrañarse. En Khao San Road ofrecen masajes muy baratos. Como buenos turistas decidimos, también, comprobar si los masajes tailandeses son tan buenos como los pintan. Alberto tiene desde hace días dolor de cuello. Tras la experiencia podemos decir que estos masajes son infames. Una paliza en toda regla. Los masajes consisten en ejercer presión con diferentes partes del cuerpo. A mí me tocó una señora mayor entrada en carnes que me machacó la espalda hundiendo con rabia sus codos y luego se paseo por piernas, culo y espalda, de pié y sin piedad. Míryam, estaría indignada si viera esto. Alberto también se atrevió con el tratamiento de peces para los pies. Khao San también nos ha regalado geniales momentos gracias a la gente que hemos conocido aquí. Ayer, pasamos un noche de cervezas con una madre y una hija vascas. Siempre recordaremos las cenas tailandesas en la calle con Máx el mago! Hoy volamos hacía Camboya con un sabor de boca que mezcla gratitud con regusto a cerveza Chang.
Día 17/23
Día 18/23. Camboya. Estamos a las puertas de Angkor Wat! No podemos esperar a ver esos templos. Hoy ha sido un día de viaje, de un lado para otro, de maletas, de vuelos y jaleos. Casi perdemos la cámara de fotos en el avión! Pero todo solucionado. Camboya nos ha recibido con los brazos abiertos! Aquí la gente parece más sonriente y educada. Casi todos chapurrean inglés! Y la sensación de que nos venga a buscar un conductor de tuctuc al aeropuerto... Impagable! Hemos probado ya los platos típicos de aquí y estamos disfrutando como niños chicos! todo nos gusta, todonos sorprende. Hay músicos callejeros que tocan con instrumentos raros, propios de esta zona, supongo. Leemos el cartel que les acompañan y descubrimos que son víctimas de las minas antipersona. Vamos por la calle con los ojos como platos, mirando de un lado a otro. Estamos flipando por las diferencias, tanto que se nos olvida echar fotos.
Día 18/23
Día 19/23. Sin palabras. Los templos de Angkor Wat y Angkor Thom nos han dejado mudos!
Día 19/23
