Nuestra pedida fue inesperada pero super romántica: resulta que hace dos años estuvimos en París y estuvimos paseando por la noche bajo la torre Eiffel. De repente me coge de las manos y empezamos a bailar. Paramos de bailar y se arrodilla delante de mí, con el tapón de una botella que tenía forma de anillo (de estas que tienen como una argolla para que la puedas llevar colgada de ahí) y me pregunta que si me quiero casar con él!!! El tío llevaba dos copas de plástico, pétalos de rosa y una botella de champán en la mochila!!! Brindamos ahí mismo y me prometió que cuando pudiera, cambiaría el tapón de botella por un anillo de verdad. Dos años después me sorprendió otra vez, con un anillo de pedida precioso y ahora ya es oficial, tenemos fecha y nos casamos!!