Soy una extremeña de 33 años que me vine a vivir a Madrid por amor, ya que a mi chico le salió un buen trabajo en la capital y decidimos venirnos juntos hace 7 años. Hemos pospuesto nuestra boda en dos ocasiones, la primera por falta de presupuesto, y la segunda por la imposibilidad de tener hijos, ya que decidimos destinar nuestros ahorros a un posible tratamiento de fertilidad. Nuestra pesadilla comenzó hace poco más de dos años y medio, cuando decidimos dejar de poner medios y ser padres. Los primeros seis meses los llevamos muy bien, sin ningún tipo de agobio, sin mirar calendarios, días fértiles, etc. Luego empezaron las obsesiones, las primeras preocupaciones; comenzamos a usar test de ovulación para controlar los días fértiles, también comencé a medirme la temperatura basal, comenzamos a dejar de tener sexo los días que no tocaba. Ya no era por disfrute sino por obligación. Al año decidimos que empezabamos a estar mal, así que nos planteamos dejar el tema un poco de lado, quizá la obsesión que empezabamos a tener era lo que nos impedía quedarnos embarazados. Mi novio me pidió que nos casaramos, que formalizasemos nuestra situación antes de que llegaran los bebés, además de ser la excusa perfecta para mantener la mente ocupada en otras cosas. Tres meses después decidimos ir al médico, ya que llevábamos casi dos años de búsqueda. Y aquí fue dónde comenzó la verdadera pesadilla. En principio a mí me sacaron todo bien, salvo prolactina que la tengo un poco alta, pero nada preocupante. A mi novio no le fue tan bien... Le hicieron un seminograma que salió desastroso: menos de 1 millón de espermatozoides en eyaculado 100% inmóviles (muertos). El primer diagnóstico que nos dieron fue OLIGOTERATOASTENOZOOSPERMIA SEVERA. Nos dicen que tenemos que hacer Fecundación In Vitro ICSI. Nos quedamos un poco chafados, pero contentos porque hay solución. Los meses siguientes fueron pasando con más pruebas a mi chico, análisis, pruebas genéticas, seminogramas, etc. Cada resultado era peor que el anterior, llegando a no encontrar un sólo esperatozoide en dos seminogramas consecutivos. Nos derivan de nuestro hospital a La Fundación Jiménez Díaz, ya que es dónde se encuentra la unidad especializada de reproducción asistida. Nuestros ánimos aquí ya están por los suelos. Nos topamos entonces con un urólogo que, sin tener los resultados de las pruebas genéticas, le dice a mi novio que genéticamente es una mujer, aunque morfológicamente se haya desarrollado como un hombre, pero que seguramente le falta algún cromosoma XY, todo falso y erróneo, ya que con los resultados de la prueba en la mano, nos volvimos a pedir cita con este individuo para llevarle los 46 cromosomas XY de mi chico y que este ser se disculpase, y que por lo menos no le haga lo mismo a otros pacientes. En este punto decidimos buscar ayuda psicológica, sobre todo mi novio. Apenas comíamos, no salíamos a la calle salvo para ir al trabajo y poco más, nos pasábamos días enteros sin poder levantarnos de la cama o del sofá, sin ganas si quiera para ducharnos, sin ganas de hablar, llorando los dos a escondidas... Gracias a nuestra psicóloga, empezamos a ver la normalidad de la situación, nos ponía "deberes" para salir a la calle, incluso sentarnos en una terraza a tomarnos una cerveza. Poco a poco conseguimos darnos cuenta que esto no es el fin. Tenemos más opciones, todas igual de válidas. De momento vamos a intentar ser padres con los espermatozoides de mi novio, sacándole una muestra directamente de los testículos, y fecundando uno de mis óvulos. En caso de que esto no resulte, acudiremos a donantes de esperma. Si nada funciona, tenemos la mente abierta a la adopción. Con esto quiero decirle a todas las que se encuentren en una situación parecida a la nuestra que NO SE RINDAN NUNCA, que aunque parezca mentira SIEMPRE HAY SOLUCIONES. Nosotros ahora estamos convecidos de que VAMOS A SER PAPÁS, por fin tendremos nuestra propia familia, y algún día, a nuestro pequeño, le contaremos todo lo que tuvimos que luchar su papá y yo para conseguir tenerle con nosotros.
Hasta que llegue ese día, de momento disfrutamos de los dos, del apoyo de uno en el otro, de los llantos y el consuelo del otro, de las risas nerviosas, de los sueños y los castillos en el aire que vamos construyendo, aunque estos se derrumben seguimos construyendo otros más grandes.
PORQUE VOY A CONSEGUIR SER MAMÁ