Todo comenzó un 29 de septiembre de hace un par de años. Quedamos con un grupo de amigos y nos conocimos de manera casual. Yo soy una apasionada de la fotografía, y, al atardecer en Toledo, había una luz preciosa y la luna no lo era menos. Quienes se inicien en la fotografía sabrán que no es siempre sencillo fotografiar el cielo y sus fenómenos, y yo no atinaba a configurar la cámara. Jose se ofreció a echarme una mano y su inconfundible humor me hizo tilín.
Con el paso de las semanas, insistió en que quedáramos y, finalmente, cedí y quedamos en Madrid. Allí, dando un paseo y, entre nervios, nos confesamos que sentíamos mariposas el uno por el otro. A partir de ahí no nos pudimos separar y, ahora, nos casamos!!!