Erase una vez, cuatro años atras, que unos individuos a bordo de una furgoneta merodeaban por las calles de Lancaster. El azar hizo que se detuvieran frente a una pequeña y recogida casita; no era otra que el hogar de William.
Los malhechores, con intenciones poco claras, se quedaron maravillados con un viejo banco del patio trasero de la casa, esto hizo que se olvidaran de todos los objetos de valor que podían encontrar dentro, llevándose el banco y dejando atras las otras cosas.
Poco después del robo de su querido banco, William tuvo que acudir a un evento de bienvenida para los estudiantes de doctorado de la Universidad de Lancaster. Tan impresionado estaba por el robo, que al encontrarse con Sofía, una estudiante española de doctorado a la que ya conocía, no pudo evitar en narrarle la fascinante historia.
Sofía, escuchaba, y se divertía con las explicaciones que aquel simpático pelirrojo no paraba de repetir. Tanto disfrutaron los dos con aquella conversación que a partir de entonces empezaron a quedar de vez en cuando y no tardaron mucho tiempo en empezar su historia de amor.
Desde aquí nos gustaría dar las gracias a esas personas (o persona) que robaron el banco de Will y que ahora podrán sentarse en el