Bueno, no sé muy bien por dónde empezar.
Llevo un mes (que parecen tres) viviendo en una montaña rusa interior tremenda. Siempre he sido muy optimista y confiada con mi fecha pero hay días en los que se me viene todo abajo y pienso que no voy a perder, me planteo y valoro diferentes opciones pero todas ellas cambian todos mis planes.
Yo sigo optimista y confiando en que el 4 de julio pueda estar celebrando mi boda, no como tenía pensado ya que las medidas higiénicas que se tendrán que tener van a estar ahí (pero tanto en julio como en el resto del año y el año siguiente), pero por lo menos celebrarla todo lo mejor posible. Aún así, valoro las siguientes opciones:
Opción 1: Posponer al sábado 3 de octubre que hablando con la organizadora donde me caso, tiene pendiente esa fecha que igual se queda libre y de ser así, podría quedármela.
Opción 2: Un viernes de octubre. No me convence principalmente porque mi boda del 4 de julio sería de mañana y al ser viernes, tendría que hacerla de tarde. La fiesta máximo sólo se puede alargar hasta las 4 de la mañana por lo que ya pienso que no es suficiente, se me hace muy corto todo teniendo en cuenta que la cena mínimo terminará a las once/doce.
Opción 3: Cuando digan las restricciones con el tema de aforo, hacer la boda reduciendo el número de invitados. Actualmente tenemos 140 invitados, si dijesen de 100 no me importaría, el problema es si dicen 50 o incluso 25... lo veo un poco inviable.
Opción 4: Posponer al 2021. Es la que no me gustaría nada de nada primero porque ya lo tengo todo y ver que tengo que retrasarlo todo un año me supera; y segundo porque visto lo visto, nada me asegura que en abril o mayo no esté con la misma incertidumbre visto lo visto y pienso "llevo un mes sufriendo no quiero estar un año entero con esta misma sensación".
Todo esto me está afectando muchísimo y veo que todos mis planes se van a la mie***. Aun así, sigo manteniendo la confianza y positivismo y me aferro a mi querido 4 de julio.
Se admiten todas las opiniones. Besos y saludos a tod@s