No se me ocurre boda más mágica que una boda de invierno... Todo es más acogedor, la gente puede vestir más elegante, los complementos como las capas o abrigos de novia son increíbles y la variedad gastronómica es mucho mayor. En nuestro caso fue el día de Navidad y se lo recomiendo 100% a todo el mundo.
Pensamos en Novembre porque era el mejor momento para hacerla, mañana de sol con un paisaje otoñal precioso. La tarde fresca y preciosa porque el pronto anochecer permitió disfrutar de la iluminación de una zona sardinada espectacular. Para nosotros fue todo un acierto elegir Noviembre, el medio día, la zona y los invitados, porque fue una boda con poco más de 60 invitados, acogedora, íntima y muy muy emotiva.