19 de marzo de 2019, un día normal, o eso pensaba yo.
Mi chico tenía el día libre, pero yo trabajaba un par de horas dando clases extraescolares de inglés en un cole. Empezamos mal el día, mi gata nos había dado un buen susto, y ahí casi se le escapa todo a mi madre. "Siendo el día que es", me dice. Yo no entendía nada. La susodicha me dice que mi prima se ha sacado el carnet de conducir y que quieren hacerle un fiestecilla para celebrarlo, en el local de sus padres, así que al salir de trabajar tengo que ir a su casa para llegar a Mutxamell en coche, con ella, mi hermana y mi retoño.
Hay una anécdota muy graciosa y es que, cada vez que me preparan una sorpresa, pillo a uno de mis amigos escondidos, siempre al mismo. ¿Adivináis quién estaba en la puerta al llegar yo? Ese tal amigo.
Ahí ya había empezado a olerme algo, y entre risas mi madre me convencía de que mi chico lo habría traído por algún motivo. Cuando me obligan a entrar, porque yo ya estoy de los nervios, me dirigen hacia mi pareja, que me espera a oscuras con un montón de gente que conozco y que no sé qué hacen allí: familia, amigos...
Sirviéndose del proyector que utilizan mis tíos para poner los partidos de fútbol en el restaurante, empiezo a ver como la puerta de mi casa se abre, y entra el cámara para enfocar a mi novio sentado en nuestro sofá en compañía de varias personas: a veces son mis padres, a veces sus hermanos, a veces amigos cercanos; pero en todas sucede lo mismo: les está anunciando que me va a pedir que me case con él.
Tras esos dos emotivos y divertidos momentos de vídeo, se enciende la luz y lo veo con la rodilla clavada en el suelo y un bonito anillo de Swarovski (al que yo ya había echado el ojo) en una cajita.
Recibí más vídeos de amigos y familia que no habían podido estar para grabar el vídeo oficial, y así fue como un día que empezamos con el pie izquierdo se convirtió en un día especial para mí.
Quizá no fuese la pedida que tenía en mente que sucedería, pero tengo claro que es lo mejor que pudo ofrecerme en ese momento, y eso la hace más especial que nada.