Mi crónica de preparativos de boda (parte 2)

(continúa de la parte 1)

El resto de preparativos ya fueron yendo fluidos, sin prisa pero sin pausa. Íbamos sacando poquitos ratos para hablar y decidir cosas, pero tuve suerte que en el trabajo podía dedicarle bastante tiempo a mirar ideas y cosas por la web.

Uno de los proveedores que me costó fue el tema de peluquería y maquillaje. Yo sabía que quería un peinado muy sencillo, el pelo suelto vaya, y no me pinto nunca, por lo que el maquillaje tenía que ser muy natural. Mi primera idea era que me peinara mi peluquera de siempre, pero tenía que ir a su pelu, no podría venir a casa a arreglarme el día de la boda, y como era bastante temprano y también quería que peinara a las niñas, la organización era bastante difícil de esa forma. Además, que no tenían maquillaje, y eso lo tendría que buscar aparte. Rebusqué por la web muchísimos sitios, pero el precio, al menos para mi forma de verlo, era desorbitado. Incluso en peluquerías del barrio, que yo pensaba que tendrían precios más razonables, se subían a la parra. Hasta que encontré a Jessica. Es verdad que el precio que pagué era mayor al que yo esperaba, pero mucho menor de lo que me pedían el resto. Y al conocerla, todo cuajó. Me pareció una chica súper sencilla, atenta, y nos entendimos a la primera. Hicimos varias pruebas, me depilaron las cejas la semana anterior y el día B estuvo perfecta tanto para mí, como para las enanas y para maquillar a mi madre.

Una de las cosas más importantes para mí, era el baile. A mí me encanta bailar, no se me dan mal los ritmos latinos, y, desde que conocí a la pareja de baile de Ataca y La Alemana, sabía que quería hacer una bachata para el baile de novios. Pero Jose... lo de bailar en pareja no lo llevaba muy bien, era un alma libre, como decía. Así que era un gran reto y, aunque pregunté en más sitios e hice comparaciones, desde el principio me llamó la atención Laura, de Tu Baile, y no pude elegir mejor. Era un gasto bastante elevado, pero fue mi regalo hacia la boda, por ser un capricho mío, y porque quería que fuera como una apuesta de futuro, para ver si Jose le cogía el gustillo al baile para poder apuntarnos en el futuro a clases juntos. Y además, las clases con Laura y los momentos que sacábamos para practicar, se convirtieron en los mejores momentos de la semana, para disfrutar los 2 solos.

En octubre aprovechamos para ir a dos ferias. Fuimos a la de Madrid de 1001 bodas, que nos gustó pero no conseguimos nada allí ya que de lo que más había, nosotros ya lo teníamos contratado o no nos interesaba. Y en la finca de El Olivar hicieron también otra, con los proveedores que suelen trabajar con ellos.

Allí contratamos a Rubén, de CrazyEventos. Ya había hablado con él, porque había leído comentarios de que en el Olivar, como se celebran varias bodas a la vez, solo hay un DJ para todas ellas y no está presente en tu zona de disco, sino en otra zona, por lo que hacer peticiones de música, o hacer varios momentos importantes se complica. Por lo que decidimos contratarlos ya que tenían muy buen presupuesto. Estuvieron muy bien coordinados con la finca para todos los momentos importantes de la boda. El tema ya de elegir la música que queríamos para cada momento fue también costoso, porque no tenemos los mismos gustos para la música, pero creo que al final cada canción fue perfecta para cada momento y, yo al menos, disfruté mucho de cada una de ellas. Al igual que la música para los montajes de vídeo que nos haría Frank, costó mucho decidirnos por cada una, incluso para dos de ellas, le dejamos a Frank que eligiera él la que mejor le sirviera en el montaje, porque no podíamos decidirnos entre 2.

Además en la feria tuvimos la suerte que hicieron un sorteo y nos tocó gratis el fotomatón de Telefotomatón. Antes del sorteo, Jose quería ponerlo, pero a mí me parecía un gasto innecesario. La verdad que menos mal que lo pusimos, porque fue una gran diversión en la boda, la gente se lleva un recuerdo muy bueno con las fotos y nosotros tenemos un álbum de firmas súper chulo y original.

Y llegó el momento de los complementos y del color. Entre las ideas que yo había ido guardando, estaban dos ramos de novia que me encantaron. Uno era un ramo en cascada de calas blancas artificiales con un fondo morado, y otro también en cascada (aunque no tan bonita) de rosas blancas y moradas. Así que tenía muy claro como quería mi ramo, de calas blancas y moradas en cascada, y no lo quería natural, sino de flores artificiales, porque quería preservarlo, no gastarme mucho dinero, y porque nunca me ha gustado el comprar flores naturales, me parece matarlas. Pero además, pensé, que yo que soy súper comodona, no quería estar toda la ceremonia y parte de la boda, con la manita sujetando el ramo, de un lado a otro y demás. Así que me "inventé" viendo ideas por la web, un ramo en pulsera, que se me atara a la muñeca y a uno de los dedos, pero que al verlo pareciera en cascada. Lo difícil fue conseguir, entre la multitud de proveedores que hay de ramos artificiales en la web, alguien que se atreviera a hacer realidad mi idea. Y así apareció Carmen, de Tocados y Ramos de Lavanda. Me dio un presupuesto perfecto, para mi ramo "corsage" (me dijo ella que se llamaba así), y a juego el prendido del novio, dos pulseras para mis dos hijas, y 4 réplicas en ramo normal para dar de regalo. El único "pero" que le puedo sacar, pero que no fue culpa de Carmen, es que el ramo quedó pequeño y el efecto cascada no se aprecia bien. Claro, que yo obvié que las flores se tenían que sujetar en algún lado, y por tanto, por mi requisito de que fuera en tipo pulsera pero que no lo pareciera, no era posible hacerlo más grande. Por lo demás, súper contenta con Carmen y su trabajo, las flores hasta olían de maravilla.

Y con el color del ramo, estaba claro de qué color irían el resto de complementos, y el color que le añadiría al vestido. Me parece preciosa la combinación de blanco/morado, además de simbolizar un poco el feminismo.

El siguiente complemento importante fueron los zapatos. Al principio me obsesioné con que tenían que ser zapatos de baile, porque tengo los pies muy anchos, los quería de color y yo no ando nada bien con tacones, así que entendía que unos de baile serían mejores para mis pies y más fáciles de encontrar de color. Volví medio loca hasta a Laura, la profe de baile, jajaja. Pues, al menos en el presupuesto que manejaba, fue imposible. Al final, subiendo un poco el presupuesto inicial, encontré los zapatos de José Illana, que te los hace personalizados. Elegí unas sandalias moradas, con el tacón ancho más bajito que tenían, y que sujetaran bastante el pie. Quedaron preciosos, y eran muy cómodos... hasta que se me hincharon muchísimo los pies en el baile y me hicieron daño por todos lados.... jajaja

Y el último complemento importante, era el tocado. No soy demasiado friki de esas cosas, pero siempre me ha gustado mucho lo medieval y lo élfico. Esas mangas anchas, esas tiaras.... Buscaba entonces una especie de tiara estilo Arwen, de El Señor de los Anillos, pero más sencilla, que tuviera su parte en la frente, y por detrás del pelo cayera enredándose en él. Para esta labor, di con Franciely, de Amirah Tocados, que me hizo una maravilla. Tengo que reconocer que las primeras fotos que me fue mandando me parecían muy sosas, pero finalmente, consiguió una maravillosa tiara, súper luminosa, elegante y sencilla, que tenía hasta de toque final unas calas que consiguió teñir de morado.

Además de todo esto, mi madre me regaló unos pendientes para ponerme, que colgaban un poquito. Yo no quería ponerme mucha joyería y esos me parecieron bonitos, así que no pensé más. Además, como es muy manitas y cose muy bien, fue la encargada de hacernos el cojín portanillos, con detalles morados, que le quedó precioso, y me hizo también un bolsito a juego para poder llevar mi móvil y cosillas que podría necesitar.

Y por último, el cierre del círculo, fue la manicura. Nunca me había hecho una, y para mi cumpleaños mi cuñada me regaló una para probar. Como siempre busco lo sencillo, me hice una manicura francesa, pero hablando con la chica de poder hacer un dibujito en color morado. Al final, me puse en el dedo del anillo, un corazón en morado que creo que quedo chulísimo. De estética lo único que me hice más fue una limpieza de cutis, y por aquello de que es lo típico, porque era la primera vez en mi vida que me la hacía y no es que notara mucha diferencia jajaja