Yaiza

Bueno, la primera anécdota -y de ahí vino el debate: casarse en domingo- es que dos de los proveedores a los que pedí presupuesto para celebrar el banquete en vez de contestar a lo que yo les estaba pidiendo (precios y disponibilidad para ver las instalaciones), me contestaban: Estimada Yaiza, le informamos de que el 27 de septiembre es un domingo. El sábado 26, no está disponible. Quizá sea que estoy ya hecha al modo inglés, donde la cortesía siempre va por delante. Estas respuestas me enfurecieron mucho porque una sabe qué día de la semana caerá el día más feliz de su vida; y sí, una puede equivocarse al escribir una fecha, se te va un poco el dedo y le das al 7 en vez de al 6. Si es así, si el proveedor cree que hay un error en la fecha, hay muchas maneras de comprobarlo sin demostrar un pobre servicio al cliente o sin hacer parecer que una es tonta. Ahora que lo escribo me parece una tontería. Pero cuando una sabe que el tiempo se hecha encima y teniendo que planificar todo por partida doble, desde más de 4.000 kilómetros de distancia y por email y teléfono, ¡buf! La sensibilidad se multiplica por mil.