Nosotros teníamos una boda reservada en 2020. Debido a la situación generada por la pandemia nos pusimos en contacto con la directora de eventos de Eguren Ugarte para expresarle nuestra preocupación. Al principio, ella siempre insistía en que la boda se podría celebrar en condiciones normales sin mascarillas y sin ningún tipo de restricción y que en caso de no ser así, buscaríamos una solución. Nada más lejos de la verdad. Cuando nos decidimos a aplazar la boda, ya que la situación ese año era irreversible, su respuesta fue tajante y contundente; en caso de querer aplazar la boda, teníamos que volver a pagar y reservar una nueva fecha perdiendo la cantidad ya aportada, puesto que, según ella, no nos casábamos porque no queríamos. Ella, aludiendo siempre a su “política de empresa”, nos llegó a confirmar que la boda sería normal (¿Sin besos? ¿Sin abrazos? ¿Sin que pueda asistir la gente que yo quiero?¿Sin cóctel ni barra libre?) Por no decir, que cuando le dijimos que el hecho de exponer a la gente en una boda no era lo más seguro, nos contestó, para nuestro asombro, que ese era nuestro problema (¡vaya!).
Después de multitud de conversaciones con ella en las que seguía insistiendo que ella podía hacer bodas (fuese como fuese) y que nos recriminase que si no nos casábamos era porque no queríamos, finalmente tuvo que ser una jueza quien le pusiese en su sitio dictando sentencia a nuestro favor, teniendo que devolvernos la totalidad del dinero.
Nuestra intención fue únicamente la de poder aplazar la boda y creo que un poco más de empatía y un poco menos de soberbia podríamos haber llegado a un acuerdo.
De cualquier modo, siempre ha impuesto su política de empresa sobre nuestros gustos y deseos a la hora de celebrar nuestra boda, recibiendo pegas por casi todo, así que, si lo que queréis es hacer una boda a vuestro gusto, este no es el sitio.
Escribimos esto por si pudiera ayudar a alguna otra pareja en nuestra misma situación.