La verdad, no me esperaba que esto me fuera a ocurrir ni que fuera a ser testigo de la expresión "vivir aceleradamente".
Todo comenzó con la fecha de la boda. Mi chico y yo pensamos que en Octubre de 2024 era una fecha muy bonita para casarse, por aquello de que empieza el otoño y que en Córdoba suele bajar un poco la temperatura (de 40 grados pasamos a 30, algo es algo). El caso es que mi idea era ir en Octubre de este año, 2023, porque total, a un año de la boda, da tiempo suficiente como para reservar fecha.
Inocente de mi.
Navegando por aquí, vi que en Noviembre de 2022 ya había varios posts de gente que tenía reservada fecha para 2024. Ojiplática me quedé. ¡Si quedaba más de un año, casi dos! Se lo comenté a mi chico y fuimos a preguntar en Enero a la iglesia donde nos queríamos casar para saber un poco cuándo iban a abrir la agenda. Nos respondió, obviamente, que todavía estaba cerrada y que para Abril iban a abrir para todos, ya que había parejas que iban preguntando cuándo era la apertura.
Bueno, vale, pues iremos en Abril entonces.
En los meses siguientes, viví un poco angustiada. La gente no paraba de decir fechas para 2024 y yo sin la mía... ¿Y si me la quitaban? A ver, en verdad me daba un poco igual, pero cuando ya una se hace a la idea de que se va a casar en un día concreto, pues como que sueña un poquito con ese día.
Llegó Abril y fuimos a preguntar en Semana Santa. "Para el lunes de Pascua" nos dijo el párroco.
"Vale, no pasa nada, vamos con tranquilidad la semana que viene y ya está" me dijo mi chico.
Bueno, venga, nos esperamos. Queríamos ir el miércoles por aquello de que laboralmente nos cuadraba un poco el horario para escaparnos a la parroquia y fechar.
Llega el lunes.
Casi noto retumbar la tierra cuando el párroco abrió las puertas de la iglesia y abrir la agenda de 2024.
"Venga unos días más" pensé.
Llega el martes.
Llamada del párroco a mi chico.
"Ya está, nos hemos quedado sin fecha" pensé. Toda la boda perfecta que había montado para el día B, se derrumbó.
Pero no, al parecer, hice un poquito de drama (viva el drama).
Lo que ocurrió es que debido a la cantidad de gente que había ido el primer día, Octubre casi se había completado. La segunda vez que fuimos en Semana Santa, habíamos dejado caer que queríamos el 5 de Octubre. Y como el párroco es majísimo, al ver que se estaba llenando, se acordó de nosotros y nos apuntó ese día. Sólo teníamos que ir el miércoles para firmar un papelito y ya está, pero que la fecha estaba guardada.
Todo eso con un año y medio por delante. Llegué a normalizarlo y todo.
Y yo que quería ir en Octubre de este año...
Bueno, ya teníamos la fecha. La anunciamos a los familiares y amigos y tan felices. Con el convite sin problema, reservamos (nos dimos prisa después de ver lo de reservar la iglesia) y ya estaría, lo más "gordo" nos lo habíamos quitado.
Pasaron los días y en el trabajo, cuando mis alumnos no me requerían (soy profe de academia), miraba maquilladoras, peluqueras, fotógrafos... por mirar. Por pasar el rato. Ir preguntando con tranquilidad, ver precios, servicios... "Bueno, cuando pase el verano lo pedimos con un año de antelación, da tiempo de sobra" pensé, total, lo importante estaba reservado y lo demás tendría que salir como la seda.
Inocente de mi x2
Pregunté a varias maquilladoras profesionales las cuales había cotilleado sus instagrams y me había quedado encantada con su trabajo. "No, lo siento, para el 5 de Octubre estamos completas" me decían. Insistí en que era para 2024 y claro que se referían a 2024, ¿Qué fecha si no? ¿Este año? Ahí me volví a quedar ojiplática. En los siguientes días, veía que subían su calendario y efectivamente, casi 2024 completo. Sólo días sueltos de temporadas bajas de bodas. ¡Que abrían agendas para 2025! Me quería morir.
¿Qué ocurrió? Tiré de contactos y una amiga de mi madre que trabaja con maquillaje me puso en contacto con una maquilladora amiga suya que trabajaba con un diseñador. Maravilloso, tenía hueco. Evidentemente reservé. En cuanto a la peluquería, pese a que era mi peluquera de confianza y sabía de sobra que me iba a casar, la llamé igualmente, porque a saber tú.
Y así fue cómo descubrí que efectivamente, la gente vive acelerada. Y lo peor, te obligan a vivir acelerada. En parte me da un poco de pena, porque como que es esa agonía de tenerlo todo ya... cuando lo bonito es ir disfrutando del proceso poco a poco. No digo tampoco relajarse y dejarlo todo para última hora, ojo, sino eso, que con un año y medio de diferencia al día B, da tiempo de sobra para montar 2 bodas (o al menos una y media).
Por tanto, hago un llamamiento a todas las novias y novios que viven acelerad@s a más de un año (o incluso más de dos años) de la boda: relajarse porfa. Un poquito. Disfrutad y no sed agonías, que nadie os va a quitar nada, que el año tiene muchos viernes, sábados y domingos.
¿En qué punto estoy ahora? Con el fotógrafo. He echado a temblar cuando he visto anuncios de "Agendas 2024 abiertas". Y no quiero ni pensar en esas empresas que hacen mesas dulces o se encargan de la animación infantil.
Tendré que sacar de nuevo el escudo para que no me pisoteen a lo Mufasa en el Rey León...