Ocurrió durante nuestro primer viaje al extranjero juntos, que fue a Bruselas. En esa época estábamos algo pelados, así que la idea era hacer un viaje lowcost. Por ello, para llegar aterrizamos en el aeropuerto de Charleroi, que está a unos 60 km al sur de Bruselas. Adjunto mapa para que os hagáis una idea, Bruselas es lo que sale con la señal de prohibido (no tengo claro por qué) y el aeropuerto, el punto rojo.
Nada más aterrizar, alquilamos un coche, pues a parte de ser la mejor forma de llegar a la ciudad, la idea luego era aprovecharlo y seguir camino hacia el norte, a pasar el día en Brujas.
Una vez instalados en el coche, le dije a Carlos que aprovechase para dormirse y ya conducía yo, que nos habíamos levantado a las 4 de la mañana y él lleva fatal los madrugones. Así que me preparé mi música, mis mapas y ale, ¡a la carretera!
Ay... ¡Estaba todo en obras! Todos los mapas e indicaciones de google que llevaba impresos, ¡no me valían de nada! En aquella época aún seguíamos con el roaming, con lo cual, ni gps, ni datos, ni nada. Me tocaba llegar a pelo a Bruselas. Le eché ganas, pero encima las carreteras belgas estaban tan desorganizadas por las obras que para cuando quería ver una señal de desvío a Bruselas, ya me la había saltado.
Bueno, la ventaja de que fuesen las 6 y media de la mañana es que aún dando rodeo no llegaríamos muy tarde. Así que tiré "p'alante"