¡Hola a todas! Publico este post porque, después de compartir experiencias con las mujeres de mi entorno, me doy cuenta de que cada una vive la aventura de su embarazo de forma muy distinta, incluso opuesta. Me resulta fascinante como, pese a poder estimar qué te va a ocurrir a lo largo de los meses, cada una nos encontramos en un estado físico y mental muy distinto, incluso la misma mujer comparando sus distintos embarazos, por lo que veo....
Primeriza, en plena semana 36, con mis más y mis menos como cualquiera, y a falta de un mes para tener a mi chiquitina en mis brazos, ya puedo hacer un pequeño balance. Me encantaría plantear ciertos temas a partir de un cuestionario al que yo misma responderé; si os animáis a contestar a alguna de las preguntas, os lo agradeceré y os leeré, siento muchísima curiosidad por conocer vuestra experiencia.
- ¿Qué síntoma clásico, de esos de manual de embarazada, evitasteis para vuestra sorpresa? ¿Tuvisteis alguno que no fuera muy común? ¿Alguno que os martirizara especialmente?
En mi caso, no tuve náuseas ni vómitos. Solo se me hincharon los tobillos un fin de semana porque estuve recluida en casa acabando un trabajo. No tuve antojos. Más bien, sentía que la bebé me presionaba el estómago y que me costaba comer, la falta de hambre está perdurando hasta el día de hoy. Y acidez continuamente. Lo peor, una especie de tirones musculares que me dan a veces debajo del ombligo y que quitan la respiración. Y destaco que las migrañas menstruales han desaparecido a raíz del embarazo. En general, he tenido bastante energía, buen humor, y ganas de hacer cosas.
- ¿Cuál fue vuestro peor mes, anímica y/o físicamente?
El quinto mes. Me constipé, tuve un poco de fiebre y no levanté cabeza en varias semanas. Solo quería estirarme y cerrar los ojos, era muy frustrante.
- ¿Qué fue lo que más os preocupaba de todo el proceso o qué marcó los peores momentos?
Actualmente, estoy a la espera del resultado de una amniocentesis, lo explico en un post. Si no fuera por esto, habría tenido un embarazo bastante tranquilo. Bueno, y que la niña no quiere ponerse en posición cefálica y estoy todo el día haciendo ejercicios para animarla a darse la vuelta... pero siento que es un problema menor, a las malas, cesárea y tirando.
-¿Sentisteis en algún momento que alguien de vuestro entorno no acababa de empatizar con vuestra situación y comprenderos? ¿O incluso que os sobreprotegían? ¿O qué se extralimitaban en sus opiniones?
La gente cercana se ha portado maravillosamente conmigo, tengo mucha suerte, pero matizo dos detalles. El primer mes me agobié un poco porque mi suegra y mi cuñada, con sus mejores intenciones, se empeñaban en tratarme como si estuviera impedida, y yo quería tener un embarazo activo sin que se me juzgara por querer seguir haciendo actividades dentro de mis posibilidades. Luego mi madre en alguna ocasión, como veo que le pasa a muchas mujeres maduras también, a veces se mostraba reacia e incrédula sobre algunas cosas que me ocurrían, siempre comparándose con su propio embarazo, como invalidando todo lo que ella no hubiera experimentado en su momento. Sé que si tuviera la mala suerte de padecer una depresión posparto, a ella le costaría mucho aceptar lo que me ocurre. Piensa que a una mujer fuerte e independiente, con una situación feliz y estable, no le ocurren ese tipo de cosas. En cuanto a la gente fuera del marco familiar, destaco dos momentos curiosos: cuando opinan negativamente sobre el nombre que le quieres poner a tu hija, y cuando opinan sobre el momento en que debes de anunciar tu embarazo, vosotras comprendéis....
- ¿Cuál fue el mejor consejo que recibisteis? ¿Habéis recibido alguno que no esperabais o que os molestase?
Me dijeron: bebe agua, hidrátate super bien. Y creo que si no lo hubiera hecho, otro gallo cantaría. El mejor consejo de todos sin duda. Lo mejor que he hecho, asistir al curso de educación maternal, nada como saber para poder decidir. Y también me gusta que me adviertan ahora sobre la necesidad de poner límites a las visitas cuando nazca la bebé; ya he pedido que nadie nos venga a ver a casa en dos semanas desde su nacimiento. Todos entienden las razones, y yo tengo esa tranquilidad de que no voy a agobiarme por recibir visitas a las que no pueda atender, por estar muy cansada o nerviosa, y no tener mi casa perfecta, y poder dedicarme a mi niña 100%.
- ¿Os costó aceptar los cambios que se producían en vuestro cuerpo?
Hasta el cuarto mes usaba la misma ropa. Un día llegué tarde a una reunión porque nada me abrochaba, así que empecé a adaptar el armario a mis nuevas circunstancias y me vi genial. La barrigas de embarazadas son preciosas, pero hay que vestirse cómoda, jejeje...
- ¿Qué echabais de menos de vuestras vidas anteriores al embarazo?
Nada en concreto, dejé de hacer lo que era perjudicial sin pensarlo como un sacrificio. Sí echaba de menos disfrutar de ciertas actividades sin sentirme culpable todo el rato. Por ejemplo: ir a un concierto y no dejar de pensar que a lo mejor le moleste la música al bebé, o ver una peli de miedo y no querer sobresaltarme por si fuera malo para ella... etc.
- ¿Qué error detectasteis por vuestra parte que hubierais rectificado de haber sabido antes las consecuencias?
El mes de julio estuve muy pero que muy cansada; lo acepté como "normal". A finales de agosto me hice una analítica y me salió el hierro por los suelos. Igual, si lo hubiera sabido antes, el mes anterior hubiera introducido en mi dieta más hierro y me hubiera evitado la frustración de solo querer pasar de la cama al sofá.
Muchas gracias a todas las que queráis explicar algo que haya sido importante en la aventura alucinante que es llevar una vida dentro, creo que es chulo comparar las historias de unas y de otras sin juzgarnos, solo por compartir. ¡Un besito!