Mi crónica de preparativos de boda (parte 1)

Hola a todas!! He estado escribiendo mi crónica de boda unos 5 meses, jajaja, por lo que dura una eternidad, porque le he dedicado mucho espacio a los preparativos, que creo que son de gran importancia. Como la crónica de boda no la puedo hacer tan larga, he pensado en ir poniéndolo por aqui en fasciculos, y así el/la que quiera que se lie a leer. Así que aquí empiezo:

Se suele decir que una boda se vive 3 veces, así que empezamos por el principio y os cuento también como fueron mis queridos preparativos, que después se echan mucho de menos...

Nosotros llevamos toda una vida juntos, desde los 16 años. Casarnos nunca fue una prioridad, yo no he sido nunca de las chicas que soñaba con su boda, yo lo que soñaba era con tener hij@s. Por tanto, entre que nos compramos la casa, tuvimos la primera niña y me quedé sin trabajo, la boda seguía sin ser necesaria, aunque sí hubo varias veces que estuvimos mirando información, pensando a quién invitaríamos, incluso fuimos a una feria de bodas pequeña. No fue hasta llegar la pandemia, que empezamos a ver la necesidad de hacer papeles y dejar todo bien atado.

¿Y cómo fue la pedida? Pues en varios actos, jajaja. La primera la hizo él, incluso antes de tener la casa, arrodillándose y con anillo y todo, más a modo de propósito que otra cosa. Pero ya me avisó que, cuando realmente quisiera casarme en el futuro, tendría que pedírselo yo. Lo hice en nuestra primera cena en nuestra casa, pero no le sirvió porque argumentaba que estaba muy borracha (vale que habíamos bebido una botella de vino, pero estaba totalmente cuerda y aquello lo había preparado, joe). Ni le sirvió la 2º, ya después de la pandemia cuando nos lo estábamos pensando en serio, porque me dijo que en pijama no me podía tomar en serio, y que lo tenía que hacer a lo grande.

Así que lo hice a lo grande. Me puse en contacto con el programa de radio de "me pones" en el que se dedican canciones, y mientras que en un mensaje de voz le pedía que se casara conmigo, dedicándole la canción de "solo si es contigo" de Bombai, a la vez me arrodillaba y con un anillo se lo pedía en persona. Todos muy bien vestidos, por cierto, jajaja.

Y ahí empezamos en serio los preparativos. Al principio fue un horror enterarse bien de los papeleos necesarios, de las veces que había que ir al registro.... No sé la de páginas que leí hasta que me quedaron claros los pasos que había que seguir. Conseguimos la primera cita para febrero, lo que era muy tarde porque queríamos celebrar la boda civil en el registro, ya que los días que lo hacían en los ayuntamientos no cuadraban con la fecha que queríamos para la celebración, y el calendario se abría en septiembre-octubre. Al final, tras ir metiéndome en la página todos los días, conseguí adelantarla a mediados de noviembre. Ya decidimos que la persona que llevaríamos como testigo para abrir el expediente sería mi cuñada Cris, y las 2 personas que firmaran en el registro el día de la boda civil, que también nos acompañarían en la ceremonia de la celebración, serían nuestras madres.

Lo primero que teníamos que hacer, era saber a cuánta gente invitábamos, para ir con una idea clara del número y sobre eso ir organizando el resto y saber el presupuesto que manejábamos. Teníamos claro que no íbamos a invitar a nadie por compromiso. Familiares y amigos cercanos, con sus parejas e hijos (aunque no todos), pero nadie que no quisiéramos que estuviera allí. Al final nos salieron 107 invitados, de los cuáles sólo faltaron 7 y por causas totalmente justificadas. Todo el mundo tenía muchas ganas de celebración. En cuanto tuvimos la fecha cerrada con la finca les llamamos a todos para comunicárselo.

Para la fecha tampoco nos comimos mucho el tarro. Queríamos un sábado de verano, para asegurarnos buen tiempo, antes de las vacaciones para aprovechar ahí el viaje de la luna de miel, y que no coincidiera con cumpleaños de invitados, así que nos quedaban 2 sábados de junio posibles, el 18 o el 25. Al final fue la finca la que “decidió” la fecha final.

Así vino la primera gran elección de los preparativos: qué tipo de boda hacemos y donde lo celebramos. Mi idea siempre fue la de ir a firmar y a comer con nuestras madres y su hermana y punto, pero Jose era el que quería hacer un bodorrio. Así que, con tiempo, durante varios años, fui pensando en cómo podríamos hacer las cosas para que yo estuviera también cómoda en un "bodorrio", recopilando fotos e ideas. Me imaginaba en una finca entera para nosotros, alquilarla todo el fin de semana, encargarme yo de coger todos los proveedores de todo, con sus rincones de cada cosa y demás. Incluso pensaba hacerme un curso de wedding planner para saber hacerlo bien. Pero al final me di cuenta de que no, de que, sobre todo teniendo ya 2 niñas, no tenía el tiempo necesario para todo ese curro, ni me apetecía estar los días antes y el día B preocupada porque todo saliera bien. Así que necesitábamos una finca que nos diera casi todo hecho, que no nos diera problemas.

Estábamos al principio del verano, no hacía más que mirar la app de bodas.net y tenía a Jose y a las niñas hasta las narices de mí y de mis fincas, jajaja. Rebusqué en la aplicación todas las fincas que tuvieran nuestros requisitos: no estar muy lejos de casa, tener actividades para niños, que fuera casi toda la celebración al aire libre... Hice hasta fichas de cada una para poder comparar, e hicimos una primera preselección de 4 para ir a visitarlas, aunque una ya nos llamaba más la atención. Y justamente fue la que nos enamoró al verla. Nosotros estábamos entre dos sábados para hacer la celebración y ya sólo les quedaba uno de los salones para uno de nuestros días, así que no nos lo pensamos mucho. Elegimos la finca de El Olivar por varias razones. Nos encantaron los jardines, tan bien cuidados, el trato que siempre nos dieron tan exquisito en todo momento y por todos los trabajadores de la finca, la variedad de actividades que tenían para los peques, se encargaban de todo, no teníamos que preocuparnos por nada. Nos encantó desde el principio, y aunque al final el día B hubo un pequeño problemilla que luego contaré, estamos encantados con ellos.

Cuando ya finalmente firmamos con ellos, Jose se pensaba que ya me iba a relajar. Pero él no estaba tan metido como yo en el asunto (él trabajaba y yo no, así que tenía más tiempo libre para dedicarle) y no sabía la acumulación de bodas que había para este año, y la dificultad para conseguir los proveedores que tienen que tener disponibilidad para el día B. Así que me puse a buscar lo siguiente, la fotografía/video. La finca nos dio 4-5 fotógrafos con los que suelen trabajar, pero no tenían exclusividad. La búsqueda no fue tan ardua como con las fincas, porque, por norma general, los precios de los fotógrafos son bastante elevados. Queríamos algo normal, nada sofisticado, que mostrara naturalidad. Y encontramos 2 equipos que nos gustaron mucho, que nos daban la cercanía que buscábamos y a un precio similar y razonable para nosotros. Fue difícil elegir a uno, pero finalmente nos quedamos con Frank porque nos daba un plus de animación para l@s niñ@s. Pero me dio mucha pena decir que no a los chicos de "La Comunidad del Anillo", muy recomendables por cierto.

Con esto ya sí que me relajé bastante durante el verano. Miraba cosillas de inspiración, pero poco más. Y cuando llegó septiembre, empecé con las citas a las tiendas de vestidos de novia. A mí siempre me ha gustado ver los vestidos de novia en los escaparates, que suelen ser bastante típicos, pero nunca he creído que fueran para mí porque, soy de tallas grandes, con mucho pecho y caderas, y no me gusta ni me siento identificada con el significado del blanco. Así que, en esos años de coger ideas, empecé a ver vestidos con color y muy distintos y originales, y cuando nos pusimos a plantear la boda y pensé en mi vestido, sólo tenía claro que quería que fuera cómodo, para poder bailar a gusto, que me sentara bien en mi cuerpo, verme guapa e incluso sexy, y por supuesto que tuviera color. No podía ser entero de color, porque Jose ya me había avisado que si no era blanco el no bailaba, jajaja

Por lo tanto, con todos estos requisitos, pensé que sería imposible encontrar un vestido así, y tendría que ir algún sitio que lo diseñara a mi gusto. Pedí cita en las tiendas con la idea de saber qué tipo y cosas me sentaban bien para ir al sitio donde me lo diseñaran con las ideas claras de lo que quería, y que mi familia, y mi madre sobre todo, se llevaran la ilusión (y me dejaran tranquila, jaja) de verme vestida de novia. En la primera tienda que fui, fue un chasco. Aunque avisé de mi talla, sólo un vestido me llegó a abrochar, y ni tan siquiera me lo ajustaban más o menos para que me lo pudiera ver bien. Casi todos eran bastante típicos, y con miles de capas de tela, sólo hubo uno que me gustó, aunque no me terminaba de cuadrar la parte de arriba y me faltaba color, claro.

Y llegué a una tienda especialista en tallas grandes, Azalea Novias. Y nada que ver con la otra tienda: un probador para ti y tus acompañantes, con espejos enormes que te ves entera en todos los ángulos, una chica que te entiende, te empodera, te ayuda, te da ideas…. Hubo un vestido que me gustó mucho, pero no tenía color. Al decirle a la chica que necesitaba eso, y enseñarle la foto de un vestido con color que me gustaba, se le ocurrió que podíamos poner por encima de los "bordes" del cinturón una tela violeta y luego otra que saliera de los hombros como si fueran dos "colas". Salí de allí encantada, que no cogí el vestido porque tenía cita en otra tienda la semana siguiente y porque no iba Lucía, que no me lo perdonaría si hubiera cogido el vestido sin que ella lo viera. Eso sí, no tuve ese sentimiento de "es mi vestido", pero lo achaqué a que no lo vi realmente con el color. Pero cuando fue pasando la semana, me fui viniendo abajo, porque no era el vestido con el que me imaginaba, un vestido súper original, con color pero que se notara que era de novia, y me viera súper estilizada y guapa.

Y llegué a la última tienda, y me probé un vestido como el que yo me imaginaba, sólo había que añadirle los toques de color. Y no me quedaba nada bien. Es cierto que allí me veía estupenda, y a punto estuve de cogérmelo, menos mal que hice caso a mi madre y mi cuñada que venían conmigo, porque cuando vi las fotos y vi realmente como me quedaba, era horroroso. Así que decidí quedarme con el otro, con el que me sentía cómoda, guapa, y sexy. Y no puedo estar más contenta con la elección, aunque al final el pecho se destartaló un poco pero bueno!! Hicimos varias pruebas, al final añadí más color con un cinturón más grande y unas colas que salían del propio cinturón, al que añadí también un poco de pedrería. Como digo, tuvimos algunos problemas con el pecho, porque el vestido no dejaba llevar ningún tipo de sujetador, y por más que intenté llevar los esparadrapos esos, no aguantaban el peso de mi pecho, o yo al menos no conseguí ponérmelos bien. También me llevé un cancán, no para dar volumen, sino sólo para que el vestido no se me metiera por dentro al andar, pero esto dio luego un problemilla que ya contaré, jeje.