Soy una persona bastante celosa de mi vida privada, y no suelo opinar aquí más que de temas triviales, pero de un tiempo a esta parte vengo sintiéndome bastante ofendida y atacada por cosas que leo una y otra vez y que se dicen "sin querer ofender a nadie". Y estoy segura que entre todos los que somos hay más gente que se siente como yo, así que creo que ha llegado el momento de hablar yo y explicar mi punto de vista, que es el siguiente: NO JUZGUES VIDAS QUE NO CONOCES. Es largo, os aviso, pero creo que merece la pena la reflexión.
Soy nieta de labriegos y mineros, o sea, más pobres que las ratas, tanto por parte de padre como de madre. Ambas parejas de abuelos se quitaron el pan de la boca para vestir a mis padres, y darles estudios y que puedieran dejar esa vida tan honrada y digna como dura y esclava. Eso les costó incluso no ver a su familia en varios años, simplemente porque no había dinero pagar el tren que les llevaría del internado a casa por vacaciones, ni un billete de tercera rodeados de gallinas vamos. Eso las becas no lo cubrían.
Con tanto esfuerzo lograron ir a la universidad y allí se conocieron, se casaron y tal, llegamos los hijos al mundo. Hemos sido una familia trabajadora de clase media, más holgada que mis abuelos y no faltaba, pero no sobraba. A mi me educaron en lo mismo: dinero para estudiar, todo el que quieras, para caprichos lo justo. El dinero no se tira que nunca se sabe cuando vendrá un imprevisto. Yo siempre fui muy buena estudiante, y a base de mucho esfuerzo he logrado sacar la carrera que quería en las mejores universidades. Digo mucho esfuerzo porque entre otras cosas pasé una enfermedad que casi me hace dejar los estudios o, como me recomendaba mucha gente, cambiar mi carrera por otra más fácil. No lo hice porque tenía muy claro lo que quería, y tras dejarme por el camino la salud, los codos y muchos amigos con los que apenas podía compartir tiempo libre porque dedicaba a estudiar o curarme, aquí estoy trabajando de lo que quiero.La historia de mi pareja es la misma que la mía, familia de currelas eslomados para qué él hoy esté donde está.
Tengo un trabajo fijo con un sueldo muy alto. No soy millonaria ni de clase alta, pero sí vivo muy bien, y puedo tener la boda que siempre he querido sin tener que mirar el presupuesto, porque no me supone una merma importante en los ahorros. Y aquí viene el problema: parece ser que eso me convierte en una persona: para unos niña de papá, para otros derrochadora, y para otros simple y llanamente inmoral. Así, con un par. Por que parece ser que mi vida es la siguiente:
1. A mí el dinero me llueve del cielo, no de las 80 horas semanales que curro. Sí, unas 80, nada de 37. Además vivo a mucha distancia de mi familia, mucha más de la que me gustaría, pero es que resulta que mi buen sueldo está aquí, no al lado de mi madre (lo siento, no entiendo el sufrimiento de la gente que se muda al pueblo de al lado... pero lo respeto y no opino, porque no sé sus circunstancias)
2. Me he comprado un vestido de más de 1000e, porque soy una derrochadora e incluso una persona inmoral, o que probablemente me han regalado mis padres consentidores y millonarios. y encima he tenido el mal gusto de no donar el dinero a una ONG. La realidad: colaboro con varias ONG, no solo con dinero: durante varios años he trabajado gratis para una ellas, quitando tiempo a mi vida personal y perdiendo muchas horas de sueño después de trabajar ese montón de horas semanales. Además tengo un trabajo duro a nivel psíquico, no es fácil con lo que yo trato, y he seguido haciendolo gratis en mis horas libres. Pero no es suficiente visto lo visto.
Y así podría seguir con el banquete, mi luna de miel... Para nada importa que esté organizando mi boda mientras me recupero de una enfermedad (sí, otra más) de las que si no se cogen a tiempo te pueden llevar a la tumba, de la que por suerte me he recueprado por completo, pero que ya me deja pendiente de revisiones cada cierto tiempo, y durante muchos años, si no para siempre. Para nada importa que haya sido previsora y ahorradora, que no me compre iPhones, ni ropa excesivamente cara, aunque pueda, porque sé de donde vengo, y soy consciente de que cualquier día puede pasar un imprevisto que me haga arrepentirme del dinero malgastado. Para nada sirve que os aconseje, cuando preguntáis, que no pidáis créditos para bodas ni viajes, que eso no es lo importante, porque no seréis más felices el día de vuestra boda con un vestido barato que con uno caro, si eso se os pasa de presupuesto y os va a dejar ahogados. Que lo importante es la persona con la que os casáis, y la familia, el resto es superfluo. Para nada importa que proporcionalmente me esté gastando menos parte de mis ahorros que muchas de vosotras (es una regla de 3: si tienes 3e y gastas 2e, proporcionalmente es más dinero que si tienes 30e y gastas 5e), y que aun así procure no gastar en cosas prescindibles tipo lágrimas de felicidad, 4 ramos, muñequitos personalizados, regalos hasta para el conserje del hotel... Y aun con todo no juzgo a quien lo hace, porque como digo, no sé cuales son vuestras circunstancias, y considero que cada uno con su dinero puede hacer lo que quiera, que para eso es suyo. Y porque bastante me estáis juzgando a mí y a otras chicas como yo que también estan por aquí porque (algunas personas, insisto, no todas) no sois capaces de verme más que como una lista de precios. Para nada sirve, porque por lo visto yo no tengo derecho a olvidarme de todo lo malo que me ha ido pasando en la vida y todo el esfuerzo que he hecho por ser feliz, y ser la princesa que todas queremos ser durante nuestro día.
No sé si todo este rollo servirá para algo, ni pretendo crear polémica. Simplemente he ejercido mi derecho a opinar y a pedir que, antes de hablar, os paréis a pensar que todos, absolutamente todos, somos mucho más de lo que se muestra en una pantalla de ordenador.
Feliz día para todos, os deseo lo mejor.