Hola de nuevo! Atención, se viene parrafada:
Parece que ha pasado una eternidad… Ya toca volver a la normalidad después de que la luna de miel acabara… Pero bueno, esa os la cuento en otro post, yo he venido aquí a contaros como fue nuestro gran día (de momento sin apenas fotos, porque no las tenemos todavía).
Me remonto al viernes 24 de mayo, que es cuando llegamos a Ávila después de una última semana sin parar. No íbamos a hacer preboda, pero al final casi todos los invitados de fuera llegaron el viernes y quedamos con ellos en un bar de rock a tomar unas cervezas y… Nos dieron las 3:00 de la mañana. Nos lo pasamos genial, muchos pudieron conocerse de cara al día siguiente y vimos por fin a amigos que venían de muy lejos. Fue el preámbulo perfecto. Y que bien hice, porque no probé una gota de alcohol y me levanté como una rosa a pesar de que dormí poco. Aquí ya me despedí de mi chico hasta el altar.
Me levanté el 25 pronto, la verdad es que me costó mucho dormir y preferí levantarme para desayunar tranquila con mis padres. Luego fuimos a la peluquería mi madre, mi suegra y yo, para no haber hecho prueba y tener el pelo fino y difícil de domar salí encantada. Después fuimos a comer, no sin antes recibir a más invitados, toda mi familia de Madrid, que llegó a la vez.
La verdad es que aquí fuimos a la carrera, porque de repente eran las 15:00, no habíamos acabado de comer y el fotógrafo ya estaba haciendo fotos a mi chico… Y yo aún estaba sin maquillar! (os recuerdo que me maquillaba yo y también maquillaba a mi madre). Cuando me tocó el turno de las fotos estaba empezando a maquillar a mi madre con bastante agobio, pero el fotógrafo nos relajó (si lees esto: gracias, Carlos, eres el mejor 🙏🏻) y me dijo que tenía más de una hora para maquillarme, que fuera tranquila que el tenía que hacer las fotos de los anillos, del vestido… que fuera con calma. Y eso hice. Terminé de maquillar a mi madre (que iba guapísima por cierto) y empecé a maquillarme. Pusimos música (viva la movida madrileña), me senté en una butaca y mientras hablaba con el fotógrafo dejé que las brochas me relajaran. En media hora estaba más que lista y guapísima (está mal que lo diga). No, no me arrepiento de haberme maquillado yo, lo haría una y mil veces porque gracias a eso controlé los nervios y fui capaz de relajarme. Luego hicimos mis fotos y de repente era hora de ir a la iglesia.
Bueno, eso sí que fue estresante. Mi tío era el “chófer” y se perdió, la mitad de la ciudad estaba en obras, había mil calles cortadas y llegamos a la iglesia 15 minutos tarde. Yo iba de los nervios pero nunca olvidaré bajarme del coche y que un grupo de turistas que querían ver la iglesia (es Patrimonio de la Humanidad y la cierrar al turismo cuando hay bodas) me empezaron a cantar una especie de jota preciosa! Sorpresas de la vida que hicieron que ya no pudiera parar de sonreír hasta el final de la noche.
La ceremonia fue preciosa, especialmente las lecturas, que salieron perfectas y donde me la jugaron, añadiendo una petición que me hizo llorar (había conseguido no hacerlo hasta ese momento). Luego salimos, nos tiraron arroz y flores y nos hicimos mil millones de fotos con la familia y amigos.
Llegó la hora del cóctel y la cena. Todo fue perfecto, estaba todo riquísimo (si podéis, poned croquetas en el cóctel, son el favorito máximo de todo el mundo). Entramos en el salón saltando entre las mesas al ritmo de “Never Gonna Give You Up” de Rick Astley y cortamos la tarta con una versión celta de “Scarborough Fair”. Todo el mundo comió genial, todo el mundo estaba feliz en su mesa y durante los cafés fuimos dando los detallitos y hablando con todos los invitados, que disfrutaron por lo menos tanto como nosotros.
Finalmente llegó la hora de la barra libre. Hicimos nuestro baile 100% improvisado (“Lovesong” de The Cure, que había mezclado mi ya marido) y luego ya… Eso fue el fiestón del siglo. Si tenéis gustos “diferentes” (rock, metal…) os aconsejo entremezclar las canciones, porque al final la gente lo da todo, da igual si pones Daddy Yankee, Raphael o Iron Maiden. Tiré mi ramo falso con “Waterloo” de ABBA y el fotomatón de última hora y todo el atrezzo que compramos fue una triunfada! La gente se lo pasó genial que acabamos casi a las 6:00 de la mañana.
Nos lo pasamos tan bien que ojalá poder montar este fiestón cada dos meses para poder disfrutar con la familia y los amigos, sobre todo esos que viven lejos y es difícil ver a menudo. Yo salí con el corazón que no me cabía en el pecho de lo afortunada que me siento por la familia y amigos que tengo.
❤️
A los que os vais a casar: Sé que es lo que siempre se dice pero disfrutad muchísimo de ese día, porque se pasa muy rápido, aunque lo recordaréis con mucho cariño.
Foto de la salida de la iglesia (que guapo iba mi marido), subiré más cuando tenga las buenas 😉