Cuando ya pensaba que no habría despedida de soltera, aparecen ellas para montarme a un coche y llevarme a Zaragoza (la ciudad que durante mucho tiempo fue mi segunda casa). Nos fuimos a comer, después a un spa, a cenar y luego a un karaoke. Me lo pasé muy bien y por un día me dejé en casa todo el estrés relacionado con la boda. Gracias amigas !
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