Una de las cosas que pasa por la cabeza cuando tu chico por fin te hace la gran pregunta es... ¿qué vestido voy a llevar y dónde lo compro? Os cuento mi experiencia personal y cómo acabé siendo la persona más feliz del mundo con mi vestido de María Salas después de dar muchas vueltas!
Cuando empecé a mirar vestidos de novia en Internet, pronto llegó un punto en el que todos los vestidos me parecían iguales y comencé a tener muchas dudas. De repente me di cuenta de que todos los invitados (y no invitados) estaban esperando a ver cómo iba a ser EL VESTIDO, y cada uno tenía una opinión que dar: resulta que el vestido tenía que ser adecuado tanto para el lugar donde se celebra la ceremonia como el convite, tiene que ir con tu personalidad, debes ir a la moda según las tendencias de ese momento, cuanto más simple más elegante, sin adornos exagerados… Pues os voy a dar mi consejo personal: cada una que vaya con el vestido que le haga feliz y con el que se SIENTA guapa sin importarle lo que pueda pensar nadie ni la moda del momento, ya que las fotos de ese gran día van a estar presentes en tu casa y la de tus familiares toda la vida y las modas cambian pero tu sentimiento cuando la veas no.
Seguramente hay chicas que tienen clarísimo cómo va a ser su vestido desde que son pequeñas, pero en mi caso no tenía nada que ver con lo que llevaría ahora, así que decidí pedir cita en las típicas tiendas de novias que todas conocemos con la esperanza de que las dependientas sacaran mi vestido perfecto tal y como había leído que sucedería en varios posts.
Después de probarme 5-6 modelos en cada sitio (es lo único que te permiten y tan siquiera tienen disponibles todos los modelos publicados en su web), acabé en todos ellos con un vestido bastante similar ya que era lo que estaba de moda para este año y la verdad es que me quedaba muy bien, con lo que finalmente lo reservé en una de las tiendas.
Estuve varias semanas dándole vueltas a la cabeza sabiendo que me iba a gastar un pastón en un vestido para el día más importante de mi vida y que no era nada especial porque me lo habían enseñado en los 4 sitios en los que había ido a mirar. Además no cubría todas las peticiones que tenía al principio, pero me habían dicho en todas partes que era imposible: quería llevar un vestido más tipo fiesta (con pedrería, con plumas, sin cola para poder bailar con todo el mundo sin que me pisen, color maquillaje en lugar de blanco, con apertura en la falda, muy cómodo, que no saque tripa después de unas copas en el baile y que no pese), pero a la vez no quería renunciar a sentirme como una “princesa” entrando en la iglesia con una gran falda de vuelo blanca ya que siendo realistas, no tenemos muchas más oportunidades en nuestra vida de ir vestidas de princesita y es una pasada para un rato! Además las fotos quedan espectaculares
Finalmente me llené de valor y le comenté a mi madre mis dudas, así que comenzamos a investigar otras opciones de diseñadores más originales. Ya que me iba a gastar tanto dinero en un vestido, prefería que fuera más exclusivo y hecho tal y como yo lo quería, no? Un día después de mirar mucho, llegué a la tienda de María Salas, cerca de Madrid. Tanto a mi madre como a mí nos encantaron los diseños, pero sobre todo la calidad de las telas y apliques, así como la atención recibida. Nos atendió directamente María Salas, y no veas cómo se notó que la persona que te aconsejaba era la propia diseñadora! Además de ofrecernos todos los vestidos de la colección actual, tiene en mente todos los vestidos de colecciones anteriores y además si le pides cualquier cosa que se te ocurra, te puede decir en el momento si es posible o no realizarla, y te da ideas y soluciones estupendas para todo.
Finalmente consiguió hacer el vestido de mis sueños totalmente a medida según se lo había pedido y no puedo estar más agradecida (os aseguro que soy una persona muy meticulosa y exigente, con lo que no era nada fácil llegar al 10, pero María lo consiguió y siempre respondía con una sonrisa a todas mis propuestas).
No puedo estar más contenta con el vestido de mi boda, me encanta y llevé exactamente lo que yo quería, con lo que me da exactamente igual lo que le pareciera al resto. Además, siendo realistas, todas las novias están preciosas!! En cuanto me empezó a pesar la cola me quité la falda pomposa y me quedé con el vestido de fiesta con el que no podía estar más cómoda y sentirme más identificada.
No soy mucho de escribir ni colgar fotos mías en las redes, pero en este caso realmente creo que merece la pena compartir esta experiencia porque me he dado cuenta que es un momento súper importante con mucho estrés y creo que merece la pena esta parrafada si sirve para que al menos otra novia se sienta tan bien y segura con su vestido y diseñadora como estuve yo en manos de María.
Vestido con sobre-falda para la ceremonia
Vestido de fiesta para la noche
Vestido y falda colgados