Hola a todos y todas,
no soy mucho de participar en esto, pero me parece importante contar mi experiencia con esta joyería para avisaros y que tengáis cuidado con lo que dejáis para arreglar o compráis aquí.
Mi pesadilla empezó a finales de octubre cuando llevé a esta joyería (considerada de "prestigio" en la ciudad por nuestra parte, ya que siempre hemos comprado en esta joyería en concreto) una pulsera antigua que era de mi abuela de ORO BLANCO y ZAFIROS BLANCOS. Un pulsera de pedida que le regaló mi abuelo a mi abuela para su boda hace más de 50 años. Se le había perdido una piedra y para poder llevarla bien en mi boda decidimos cambiar las piedras porque, palabras exactas del "señor" (por llamarle de alguna forma educada) dueño de la tienda "el zafiro blanco es muy difícil de encontrar y me iba a salir muy caro", decidimos poner otro tipo de piedra, en total, solamente poner 8 piedras en la pulsera.
Pasó casi más de un mes para que me la devolvieran, tuve que ir en dos ocasiones a preguntar por ella porque me parecía un tiempo muy largo para poner 8 piedrecitas. Ambas veces me dijeron "que es que no tenían trabajo y por eso no iban a Madrid a llevarla a arreglar" y la segunda vez me dijeron que "por lo menos hasta después del puente de la Inmaculada no me iban a llamar para recogerla". Imaginaos mi enfado. Tuvimos suerte y a finales de noviembre me mandan un sms diciendo que ya la tienen. Fui esa misma tarde a recogerla con mi padre, que me acompañó, puesto que la pulsera era de su madre, y nuestra sorpresa fue que las piedras que quitaron, repito ZAFIROS BLANCOS (7 porque faltaba 1), no estaban, las pedimos, puesto que cuando hacen un cambio de este tipo te tienen que devolver las originales (como cuando compras un anillo y te quitan un trocito porque te queda grande te tienen que dar el excedente que para eso es tuyo y lo has pagado), pusieron cara de sorpresa y toda la cosa del "señor" dueño era intentar convencernos de que las piedras estaban viejas y que no valían nada, les intentamos explicar que el valor sentimental que tenía la pulsera era muy grande y que queríamos las piedras de vuelta "aunque fueran para guardarlas en una cajita", nos despidieron diciendo que intentarían encontrarlas, que llamarían al joyero donde las habían llevado "a ver si no las ha tirado". La cara de mi padre un poema, y a mí se e rompió el alma puesto que era la pulsera de su madre, de los pocos recuerdos que le quedan de ella.
Cuando se lo expliqué a mi futuro marido fuimos los dos de inmediato a relamar nuestras piedras. Fuimos con toda la educación del mundo, les explicamos la situación y toda la cosa del dueño fue, con unos modales malísimos y un trato de vergüenza, intentar convencernos de que la pulsera era, y cito textualmente "una mierda que no valía nada, que era de chapa y las piedras falsas", le volvimos a repetir que el valor sentimental era muy grande, y que queríamos las piedras. Después de un rato de gritos por parte del "señor" dueño y de tratarnos como si fuéramos unos niñatos que no teníamos ni idea de nada, mandándonos callar y creyéndose superior por ser joyero, quedó en llamarnos al día siguiente para decirnos si las piedras habían aparecido o no. Llegué a casa de mis padres de los nervios por toda la situación y para colmo mi madre me dice que mi abuelo compró esa pulsera en la joyería Ludeña que había en esa época en la Calle Ancha, es decir, según ese "señor" la pulsera era "una mierda y falsa" y fue comprada en la joyería de su padre...de "risa".
Efectivamente, al día siguiente me llamaron y me dieron que las piedras estaban en el taller y que nos las traerían, pero después del puente de la Inmaculada (otra vez) o dentro de 15 días y que "no era para ponerse como nos habíamos puesto" (nosotros de ninguna forma).
Bien, hemos esperado pacientemente y por fin hoy me han mandado otro sms para decirme que ya estaban las piedras. Nos hemos acercado mis padres y yo a por ellas y las sorpresas no acaban aquí, resulta que, para empezar, nos dan 8 piedrecitas en una bolsita de plástico, según las he visto he sabido que no eran nuestras piedras, no tenían absolutamente nada que ver con las originales de la pulsera, ni el color, ni el tamaño ni el número de piedras, puesto que nos habían dado una piedra de más, que obviamente no es de la pulsera puesto que ya faltaba una cuando la llevamos a arreglar. En tono jocoso, el hijo del dueño, con una risita nos ha dicho que "nos regalaba la piedra extra", encima se estaban riendo en nuestra cara. Al "señor" dueño le hemos explicado el origen de la pulsera (resulta que encima sabía quien era mi abuelo) y su única explicación ha sido que su padre también vendía baratijas. VENGA YA.
Así que esa ha sido mi pesadilla. La cosa (por ahora) se ha quedado así, ahora, el día de mi boda, cuando vea la pulsera, me acordaré de todo esto y me amrgará un poco el día, pero, por supuesto, han perdido unos cuantos clientes fieles, ya que íbamos a comprar también las alianzas, mis pendientes y los gemelos de mi padre ahí, y ahora no pienso pisar esa tienda en mi vida.
Espero que mi experiencia os haga reflexionar un poco. Un saludo y perdón por la parrafada, pero es que estoy demasiado dolida con todo esto.