Mi crónica de preparativos de boda (parte 3)

(continúa de parte 2)

En cuanto al traje del novio, pues como él también es bastante sencillo, lo dejó para bastante adelante porque pensaba ir a ECI cogerse un traje y punto. Pero resulta que no le trataron nada bien allí, y buscó una tienda que tuviera un modelo que vio y le gustó. En la tienda de Promesso, en el centro de Madrid, se compró su traje. Su opinión de la tienda es bastante buena, aunque es verdad que es un poco pequeña y varias veces tuvo que esperar bastante porque iban con retraso. Y yo estuve bastante nerviosa porque no le tuvieron el traje hasta la misma semana de la boda, con todas las cosas que teníamos por hacer, y tuvo que ir a una prueba más de las que pensábamos. En cuanto a complementos, se compró unos zapatos nuevos, y no sabía si llevar los gemelos de su padre o los que nos regalaron con los anillos. Al final optó por los segundos, porque no quería, en algún despiste, que se perdieran los de su padre o les pasara algo.

Desde el principio sabíamos que queríamos darles a las niñas un lugar importante en la boda, que no se sintieran unas invitadas más, sino que participaran bastante. Primero en la elección de la finca, que queríamos que tuviera una zona para diversión de los niños, pero también como una especie de damas, llevarían una pulsera a juego con mi ramo, irían conmigo en la calesa, irían por delante de mí Lucía llevando los anillos y Vega tirando los pétalos en el camino al altar, estarían en nuestra mesa principal sentadas a nuestro lado... Pero además, teníamos dos momentos en los que eran coprotagonistas. El primero, en el ritual de la ceremonia. No queríamos las típicas arras, y viendo la diversidad de rituales, nos gustó mucho el de la arena. Ese simbolismo de unirse para no poder separarse nunca, nos encantó. Y buscamos un ritual en el que ellas también tuvieran su propio bote y arena para mezclar con la nuestra. Lo encontramos en Detalles y Más, que nos hicieron un ritual precioso y además quisimos ponerle nombres con vinilo a los tarros, y no nos pusieron ninguna pega. Sí que es verdad que tuve que estar un poco encima de ellos para saber cuando estaba preparado para ir a recogerlo, pero no me pusieron problema tampoco para hacerlo un día festivo para ellos.

Y también fueron protagonistas en el baile. El primer baile era la bachata que hicimos con Laura, pero en cuanto terminábamos con el beso, estábamos compinchados los 4 para que ellas salieran enseguida a bailar con nosotros el “Lucía baila con la escoba” y así ir sacando al resto de invitados a bailar. Fue un momento muy chulo que nadie se esperaba.

Otra cosa importante y difícil de conseguir, fue el perfume. Yo uso varias colonias de diario, y tengo desde hace años un par de perfumes para los días especiales. Pero esos perfumes no sé por qué, me han dejado de gustar tanto, así que quería un cambio, un perfume muy especial para este día. Me costó muchísimo decidirme, uno que me encantó a Jose no le gustaba nada, jajaja. Pero lo conseguí. Es L’Interdit de Givenchy, y me parece el mejor perfume del mundo.

Cuando quedaban unos 4 meses para la boda, hicimos el menú degustación en la finca. Fuimos los 4 con nuestras madres y mi cuñada, y la verdad que salimos encantados. La comida riquísima, súper atentos todos los profesionales y sobre todo con mi problema de celiaquía. Pudimos darnos una vuelta para que las acompañantes conocieran la finca y nos hicimos varias fotos para poner en la web de la app. La web al final no la usamos casi. Pusimos alguna foto y un poco de información, pero no hubo mucha gente que se metiera en ella, ni la pudimos usar para las confirmaciones ni nada.

En cuanto a las invitaciones, nos complicamos poco. Ya sabíamos que Frank, el fotógrafo, nos podía ayudar con el diseño, así que le pedimos ayuda. Nos hizo una invitación chulísima, con caricaturas nuestras y de las niñas, y con toda la información que queríamos poner. Luego lo imprimimos en una imprenta del barrio de Carabanchel, que nos hicieron muy buen presupuesto. La mayoría las dimos en mano, pero hubo algunas que mandamos por correo, porque eran amigas mías que viven en el extranjero, o porque era familia con la que no tenemos mucho trato y es difícil vernos.

También compramos varias cosas por Aliexpress, como unos sobres muy cuquis para las invitaciones (aunque un poco malos, que se despegaban enseguida, jaja), unos paipáis con nuestro nombre y fecha, para poner en una cesta en la ceremonia, los pétalos para que los fuera tirando en la ceremonia Vega, unas pegatinas para decorar con nuestro logo, que también nos lo diseñó Frank…

No nos liamos con tema decoración por dos razones: la primera, que no nos parecía nada muy importante, y nos gustaba la que tenían por defecto en la finca. Sí que estuvimos pensando en un primer momento de hacer algo temático para los meseros, y demás cartelería, pero no encontramos nada que nos identificara bien a los 2 y, además, nos teníamos que encargar nosotros de imprimirlo y tal, así que era una pérdida de tiempo y dinero que no estábamos dispuestos, jeje.

Del arroz para la ceremonia teníamos que encargarnos también nosotros, y leí en uno de los foros de la aplicación, que había una ONG de Extremadura que trabajaba con familias con Alzheimer, y que hacían arroz teñido para bodas. Así que contacté con ellos, con Afad Recuerda y nos encantó el resultado. Mi abuelo, ya fallecido, tuvo Alzheimer, así que me encantó la idea de ayudar, aunque sea un poquito, con nuestra boda. El único problema es que casi me sale más caro el traer el paquete hasta Madrid que el dinero que se llevaron ellos pero bueno, mereció mucho la pena.

En cuanto a los regalos, queríamos seguir con el lema de boda solidaria, pero también queríamos que fuera un regalo utilizable, no una tarjeta o una bobería para guardar en un cajón, así que decidimos que fueran comestibles. Estuvimos dando vueltas porque quería diversificar y pedir a distintas ONGs, pero no nos cuadraban las cosas, hasta que decidimos cogerle todo a El Baúl de Nany. Ayudan a familias que tienen niños con enfermedades raras, por lo que es un tema que me mueve mucho ya que pertenece al mundo en el que debería estar trabajando. Escogimos un pack de miel y mermelada para cada invitado adulto, unos tarros de nutella para los adolescentes, unas máquinas de caramelos para los niños y unas bolsas para pintar con pulseras para los más pequeños.

En cuanto a los regalos especiales, fueron todos como ya he comentado antes, en relación a mi ramo. Les hicimos dos cúpulas con un pequeño ramo para las madres, un cuadro con una frase bonita, otro ramo pequeño y una foto de los 3 para mi cuñada, y un ramo más grande para mi prima, que se casa el año que viene.

Quisimos tener también para la zona de la disco, una mesa dulce, o candybar. Pedimos presupuesto en la feria de la finca, pero nos pareció carísimo, así que decidimos hacerlo nosotros con la ayuda de mi cuñada y las pequeñas. Lo queríamos todo individual y cerrado, por tema Covid y que nos parecía más higiénico. Estuvimos recopìlando fotos de otras mesas dulces, de cómo ponerlo y como hacer brochetas. Compramos 3 cajas de madera, varias bolsitas de plástico, decoramos con las pegatinas de nuestro logo y quedó la mesa preciosa. Añadimos aquí también unas cuantas chuches de Deliciosso, que Trinidad nos hizo en tiempo récord y sin gluten sin ningún problema

En cuanto al viaje de novios, pues según como somos, teníamos claro que nos íbamos los 4. Hemos escuchado de todo, que eso no es un viaje de novios, que si no nos podemos separar de nuestras hijas ni un día…. Pues es que nosotros somos así y vemos la vida así. Somos una pareja, pero ante todo somos una familia, y aunque claro que nos gusta tener nuestro tiempo a solas, no queremos separarnos de nuestras pequeñas tantos días y menos aún sin ser necesario. Dentro de poco ya tendremos tiempo de hacer cosas solos, que enseguida se hacen mayores y ya no quieren nada con sus padres, y entonces las echaremos de menos. A nosotros las niñas no nos molestan en absoluto, aunque discutamos mucho con ellas (que por cierto, durante el viaje prácticamente no lo hicimos, lo que hace el estrés…) y en una semana da tiempo para todo. Elegimos un destino nacional, porque no sabíamos cómo iba a estar el tema del Covid, pero queríamos que las dos probaran a viajar en avión, que nunca lo habían hecho. Así que decidimos irnos a Lanzarote, a un hotel todo incluido, con muchas cosas para los niños, con la idea de relajarnos y disfrutar en familia. Y vaya si lo hicimos!!!! Como digo, tuvimos tiempo para todo, para estar solos, para estar juntos, para reír, para jugar, bañarnos, relajarnos…incluso hicimos un día una súper excursión a ver todo lo importante de la isla que, aunque fue un poco paliza, mereció la pena de lo bonita que es. Tendremos que volver otro año, que ya no sean tan peques, para ir a las playas del Papagayo, que es de las pocas cosas que nos quedaron por ver.

Ya lo único que nos quedaba eran los vestidos y zapatos de las niñas, y la ropa que llevaríamos los 4 en la boda civil. Pensábamos que los vestidos para las niñas nos iban a costar más, porque no nos gustaban los típicos que veíamos en algunas tiendas, y tenían que servir tanto para una niña de 8 años como para otra de 3. Al final escogimos un modelo precioso, tampoco muy caro que, aunque le quedaba mejor a la pequeña, Lucía también estaba guapísima. Y para la boda civil la cogimos otro vestido de más mayor, que le quedaba también fenomenal. Lo que más nos costaron fueron las diademas de florecillas, me dolió un riñón pagar ese dineral, pero es que les quedaban perfectas. Y yo me cogí un vestido normalito pero elegante en blanco y verde para la boda civil.

Siempre dicen que lo más difícil de la boda es sentar a la mesa a los invitados, y les quito la razón un poco a medias, jeje. En la finca teníamos mesas redondas de 8-10 invitados. En mi parte de los invitados, me cuadraron todos a la perfección, pero a Jose le costó un poquito más, jajaja. Pero tras varias vueltas, decidir si hacer mesa de niños o no, dimos con el clavo, y yo creo que quedaron muy bien organizadas.

Pasaron los meses y, el mes anterior al de la boda, tuvimos nuestras despedidas. A mí ese ritual nunca me ha gustado, siempre me ha parecido una excusa antigua para poner los cuernos sin culpabilidad porque luego vas a estar encarcelado. Pero los dos teníamos claro que lo único que queríamos era pasar un rato divertido con los amigos, que desde que somos padres ese tiempo de ocio brilla mucho por su ausencia, jajaja. A Jose al final le dieron la sorpresa, porque por varias razones pensó que no iba a tener despedida. Se lo llevaron a los cars, lo que él quería hacer, y luego comieron y bebieron un rato. Se lo pasaron fenomenal.

Y yo, pues medio organicé la mía. Estuve buscando planes que me gustaran para hacer, que fue súper difícil encontrar algo, porque no me gustaba nada, jajajaja; elegí a las personas que quería que estuvieran conmigo ese día, hice el grupo en wasap, y les di varias opciones para que ellas eligieran. Al final hicimos una cata de vinos y luego a comer a un sitio totalmente gluten free, un paraíso para mí, vaya. Y tomando un café mi cuñada se curró un concurso de preguntas sobre Jose que, aunque no acerté todas, nos reímos mogollón. Les hice además un regalito a cada una: un peluche de la asociación 22q, que trabaja con familias de niños que tienen ese síndrome. Era una forma de seguir con el lema de boda solidaria, de mi profesión, y de ayudar a una familia del colegio que tienen este síndrome.

También decidimos hacer los trámites con notario para, antes de la boda acogernos al régimen de separación de bienes, y después de la boda hacer el testamento. Al buscar por la web de notarios de Madrid, los que nos dieron que teníamos cerca de casa nos dieron un presupuesto de más de 200€ para hacer el trámite de la separación de bienes. Menos mal que, buscando por la aplicación, encontré un post que hablaba de una notaría barata por el centro y allí que nos fuimos. Fueron muy majos y rápidos para los 2 trámites.

(continúa en mi crónica de boda)