Mi marido madrugó más que yo, fue a la peluquería y a la finca a ultimar algunas cositas, y ya para la parcela, donde se arregló rodeado de sus padres, hermanos, tíos, primos... el resultado de este acicalamiento no podía haber sido mejor, estaba increíble!
Por mi parte yo empecé, como supongo que es habitual, en la peluquería. No pegué ojo en toda la noche y llegué hecha un manojo de nervios y con un montón de ojeras (benditas maquilladoras!). Al terminar mi padre me recogió y me llevó al hotel donde me arreglaba, donde me esperaba mi maquilladora, mi vestido y mi ramo. Conforme empecé a pintarme empezaron a llegar amigas, primas, tías… que trajeron mimosas, galletas… fue un rato muy especial en el que lo pasamos genial.
Una vez peinada y pintada llegó el momento de ponerse el vestido!!! Por fin, después de meses de espera, lo pude sacar de su funda y ponérmelo, ese momento es indescriptible!
Una vez preparada, toca recibir al padrino. Por fin me vio mi padre, me entregó mi ramo y yo le regalé unos bonitos gemelos con la inscripción: "de tu mano mis primeros pasos", "... y de tu brazo al altar". Fue un momento muy bonito
Ahora sí, derechos para la finca, que esto empieza! La finca estaba increíble, preciosa, además el tiempo nos acompañó todo el día. No hacía el calor excesivo que uno espera para mediados de julio, además hacía un poquito de aire y se estaba genial. Por si acaso pusimos limonada y paipáis.
Al llegar, esperamos un poquito para que entrara el novio, mientras nuestros amigos tocaban con el violín y el acordeón una canción de grupo favorito: dulce introducción al caos de Extremoduro. Ahora me toca a mí! Qué nervios! yo entré con la canción de river flows in you, también interpretada por un amigo al piano. Cuando estaba preparada para entrar y empecé a ver las caras de la gente, todos ilusionados, expectantes, gente que nos quiere y que está ahí por nosotros... me dí cuenta de que no merecía la pena estar nerviosa, es un día para disfrutarlo con nuestros seres queridos. Al poco de empezar el paseíllo me esperaba mi cuñado para entregarme mi ramo, fue un momento muy bonito. Nada más verme mi marido se emocionó y empezó a llorar, no puedo explicar con palabras lo que sentí al verlo, fue precioso! No hacíamos más que abrazarnos y besarnos.
Una vez que nos habíamos saludado mi marido y yo vimos que tanto mi padre como mi suegro y una amiga venían corriendo hacía mí, pregunté extrañada qué pasaba, y resulta que se había colado una abeja entre las capas de tul de mi vestido... un show! nos reímos mucho y si quedaba algo de nervios se terminaron de desvanecer. Aquí os dejo imágenes del momento abeja (nótese cómo mi marido tranquiliza a la gente, jaja)
Una vez que conseguimos sacar a la abeja, no sin esfuerzo, tomamos asiento y comenzó una ceremonia increíble! Repleta de emoción, miradas cómplices, caricias, llantos, risas, sorpresas…
La abrió un amigo con un poema, después habló mi cuñado y otros dos amigos, lo hicieron genial y esta parte fue muy emotiva, contaron cómo nos conocimos, un montón de anécdotas, lo que significamos para ellos… todo ello amenizado con otro amigo tocando el acordeón. Después leímos nuestros votos, intercambiamos los anillos e hicimos el ritual de la arena.
Tras esto, el notario preguntó si alguien tenía algún impedimento para que nos casáramos, pues estábamos compinchados con un amigo cómico, Tomás García, para que en ese momento él dijera que tiene algo que decir, provocando el desconcierto de los invitados, y se acercara al atril a hacer un monólogo, en el que hablaba de nuestra historia y contaba un sinfín de anécdotas graciosas de los invitados que nosotros le habíamos ido contando para que les diera forma. Este momento fue impagable, ver cómo todos los invitados literalmente lloraban de la risa, cuando momentos antes lloraban de la emoción…
Aquí os dejo alguna fotito de la ceremonia
Y tras el beso como marido y mujer y las firmas de rigor… pasamos bajo una lluvia de arroz, y mientras los invitados empezaban el cóctel nosotros salimos a hacernos alguna fotito
Y vuelta al cóctel, realmente a disfrutar con los invitados, y hablar, hablar mucho, tanto que en el cóctel no tuvimos tiempo ni de probar bocado! Por lo que me han dicho estaba todo buenísimo! jeje.
Estábamos disfrutando tanto que se nos pasó en un abrir y cerrar de ojos, y de que nos dimos cuenta estaban indicando a la gente que fuera pasando a la zona de la cena. Nos retiramos y volvimos a entrar con la canción de alegría, del circo del sol, y dio comienzo la cena.
La cena estuvo repleta de momentos especiales. En un momento dado entramos con música bonita y le regalamos una réplica de mi ramo a nuestras abuelas y a mi suegra, este momento fue muy emotivo, especialmente cuando mi marido se lo entregó a su abuela, lloraron y se fundieron en un abrazo. También entregamos regalitos a nuestras damitas de los anillos, y a las 12 nos pusieron la canción de cumpleaños feliz de parchís y dimos regalos a dos amigas que cumplían años al día siguiente.
En un momento dado vinieron todos los amigos hacia nosotros, nos mantearon, y nos dieron un regalo! Les perdono el manteo porque el regalo me gustó mucho, jeje. Finalmente con el café vinieron los regalos del padrino (una botella de vino) y de la madrina (una miniatura de un perfume de tous)
Os dejo fotitos de la cena:
Tras la cena toca inaugurar la barra libre con el baile nupcial. Bailamos un tango, “Por una cabeza”, alrededor de la fuente, mientras nuestros amigos nos alumbraban con bengalas. Yo pensaba que iba a estar histérica, pero finalmente no fue así, estábamos tan contentos de lo bien que estaba saliendo todo que no nos pusimos nerviosos, estábamos en una nube. Y tras el baile… a darlo todo hasta que el cuerpo aguante! En la zona del baile teníamos algún detallito como un palé que pintamos de blanco para que las chicas pusieron ahí sus tacones y cogieran unas alpargatas que colocamos en cestas, una mesa con chuches, una mesa con fotitos de las 4 parejas de abuelos y otra con el libro de firmas.
En definitiva, fue un día increíble, que repetiría mil veces, rodeada de gente querida, disfrutando, riendo, llorando… y que me unió para siempre al hombre de mi vida