Cuando llego a la tienda me recibe con el nombre incorrecto. Me ha llamado por la mañana para confirmar la visita de la tarde, pero no pasa nada. Después del pequeño lío inicial "jiji, jaja, no pasa nada, mi nombre no es muy común"… ya le comento acerca del vestido, que tengo una idea pero que estoy abierta a enamorarme de cualquier tipo de vestido. Le enseño cuatro capturas de pantalla de modelos de vestido que me han gustado. Su actitud hiperactiva me pone nerviosa. No pasa nada, intento relajarme. Me cuenta qué ha hecho para otras novias. Me dice que podemos hacer las combinaciones que yo quiera, pero que me recomienda que solo de arriba, porque de abajo me tiene que tapar los defectos. Tengo defectos, pero mis caderas no son uno de ellos, pero bueno, no digo nada. Habla de todos los nombres de los patrones, nombres de escotes, con o sin bordados, con o sin transparencias. Me dice que de abajo cuanto más ancho mejor. Que lo que necesito es que él me haga un vestido que parezca que tenga dos tallas menos, que ése será mi vestido. Veo lo satisfecho que está con su frase, que no comparto, pero no le digo nada. Me insta a mirar un catálogo en papel, para que tenga una idea de lo que quiero. Le he enseñado ya mis cuatro capturas, pero no pasa nada. Miro el catálogo un poco obligada y comento los modelos que me gustan. Voy haciendo algún comentario para quitarle hierro a la situación, que me parece surrealista. Cuando comento que un vestido de sirena es precioso me dice "Ojo, que las modelos tienen una 36/38, en otros cuerpos no se recomiendan las faldas tan ajustadas porque se ven los defectos". Guardo la calma ante la estupefacción. hago broma y le digo "entonces no son curvas!". Le pregunto si me puedo probar algún vestido de los que tiene, así vamos viendo y descartando. Me dice que sí y me pregunta mi talla. Le digo que una 40/42 y me lo niega diciendo que no tengo esa talla y que "lo que yo tengo es una 44, que en tallaje de novias es una 54" y que de esas tallas no tiene nada. Ni me toma las medidas, ni me puedo probar ningún vestido, pero no digo nada. Me dice que de los vestidos que me gusten, cuando elija el que sea, él me lo confecciona más barato; aunque el original sea caro. Le pregunto que qué es caro y me contesta que 2.000€. Le digo que eso no es caro. Me siento juzgada por el dinero que él cree que puedo gastarme, pero no digo nada. Me pregunta que si tengo internet en casa y le contesto que sí. Hemos hablado por bodas.net, pero no pasa nada. Me comenta que ponga en el buscador "vestidos de novia" y que allí me aparecerán todos, que me haga una idea de lo que quiero y entonces que volvamos a vernos, que ve que no sé muy bien lo que quiero. Llevo más de un año mirando vestidos de boda por internet y ya le he enseñado capturas de cuatro diseños orientativos, pero me ve perdida. No digo nada. Como veo la situación, me siento incómoda y me quiero ir, asumo que no lo tengo nada claro y que me meteré en internet a mirar qué quiero. Le digo que ya lo contactaré, pero no pienso hacerlo. Me dice antes de irme que la semana que viene saca 3 vestidos nuevos "así …de mi talla". Intenta enseñarme las imágenes pero sorprendentemente no las encuentra. Quedamos en que me las mande por whatsapp. Todavía no he recibido nada. En la visita, ni me quité la chaqueta, la visita duró 45 minutos. Me hizo sentir mal, desorientada, indecisa, pobre y gorda peyorativamente, cuando no soy nada de todo eso. Bueno y si fuera algo, a él qué! Sólo tenía que venderme un vestido de novia!
Tengo otras citas en otros talleres y sé que aunque acabe no comprando el vestido en alguna de ellas, me tratarán infinitamente mejor que este despropósito de visita.
...Continuará la andadura!