Conocí a David cuando ambos teníamos 17 años, en segundo de Bachillerato.
Acababa de cambiarme de instituto y estaba dispuesta a pasar el curso estudiando sin parar para entrar en la carrera que yo quería. No quería distraerme con rollitos.
Ibamos a la misma clase de latín y griego, y él ya se había fijado en mi. Poco a poco y con paciencia (y ayuda de varios amigos) logró que empezará a verle como algo más.
Horas y horas hablando por el Messenger, hasta que un día, en una de esas clases de latín, me pidió salir.
Y desde entonces hasta ahora, 10 años de momentos únicos, de mil viajes, estudios, de penas y alegrías, siempre juntos.
Durante estos últimos años habíamos hablado de boda varias veces, los dos teníamos ganas, pero al ser opositores, nuestra situación económica era muy inestable.
En Septiembre del año pasado, con mucho esfuerzo, logramos irnos a vivir juntos y durante el año nos dimos cuenta de lo maravilloso que era tenernos siempre al lado, despertarnos cada dia juntos, cuidarnos...
Sin embargo, el monstruo de la oposición seguía planeando sobre nosotros.
Yo únicamente le había pedido una cosa, no comprometernos hasta que el examen hubiera pasado. Quería disfrutar de mi año de "prometidos", organizar la boda de nuestros sueños juntos y relajados, no estar encerrada en una habitación estudiando y estresada por tener tanto que hacer.
David prometió que así lo haría y los dos nos olvidamos del tema.
Las oposiciones terminaron, logré una plaza y aún estoy en una nube. Unas semanas después nos marchamos al viaje de nuestras vidas: la India.
Ya habíamos hecho un montón de viajes, y he de admitir que en alguna ocasión me esperé el anillo y luego me quedé chafada al ver que no ocurría. Así que en esta ocasión, donde el viaje era algo más complicado, no esperaba que pasara nada.
Fue un viaje maravilloso, agotador y muy único. Durante el viaje me puse enferma, pasé dos días sin moverme de la cama y al final tuvimos que ir al hospital de Agra. Yo estaba muy preocupada, porque al día siguiente teníamos la visita al lugar que más ganas tenía de visitar, el Taj Mahal. Qué faena!
Al día siguiente, gracias a las medicinas indias y a los cuidados de mi chico, estaba perfectamente y sin dudarlo fuimos a visitarlo.
Paseamos, hicimos mil fotos y nos enamoramos del lugar. Al amanecer, mientras nos hacíamos una de esas fotos, de pronto me dijo: "tengo que decirte una cosa". Yo le miré con preocupación porque hacía un rato que le veía ensimismado, y creía que le había pegado el virus que cogí yo. Por esta razón, cuando empezó a hablar de nosotros y le vi arrodillarse me quedé en shock.
Ese anillo había pasado mil controles de seguridad, y yo no me había dado cuenta de nada!
Y aquí, en el Taj Mahal, testigo de una gran historia de amor, con el sol alzándose sobre el edificio más increíble que he visto jamás, lo único que me salió decir fue: SiSiSiSiSi y mil veces SI!!!!
Ahora, y todavía desde nuestra nube particular, empezamos a preparar el día en el que volveremos a decir SI, pero esta vez para compartir nuestras vidas por siempre.
15/08/2020
David y Vero