Me gusta un montón disfrutar del camino, o sea, disfruto tanto planeando y preparando un viaje como en destino, con la boda igual, es por eso que, cualquier parecido de la realidad con lo que había planeado fuese pura coincidencia no me importó demasiado.
Soy de Madrid, mi marido de Burgos y allí nos casamos, el día antes confinan Madrid, la mitad de los invitados allí se quedaron, teníamos un mínimo de 100 invitados para el banquete, nos quedamos en 40 por lo que decidimos cancelar la celebración e ir simplemente a comer, el mismo viernes nos tocó buscar un restaurante que nos diese de comer y que nos ofreciese la seguridad que buscábamos, lo encontramos El Palacio de los Blasones, nos dejaron la sala de desayunos y nos dieron hasta minuta, perfecto, después nos fuimos a tomar algo al Carmen 13, que tiene dos terrazas, y bastante sitio a pie de calle, bien ventilado y muy limpio, otro 10 como a los Blasones, y todo organizado en 12 horas...
Los meses anteriores preparé manualidades que se han quedado en casa, unas letras gigantes, misales, lagrimas... aunque improvisamos bien, no me di cuenta que había delegado en mis amigas (de Madrid) casi todo, y no estaban.
Bajé del coche y subiendo las escaleras de la catedral me da por pensar ¿Quién tiene los anillos? nadie, veo a mi cuñado, - tienes que hacerme un favor, vuelve corriendo al hotel y trae los anillos y las arras - se va corriendo y recorro el pasillo del brazo de mi madre como habíamos acordado, una vez en el altar, mi madre retrocede un banco y se sienta, la silla del padrino vacía ¿y el padrino? - le he mandado a por los anillos... -
El cura viendo el sitio vacío le dice a mi madre que se adelante y por lo menos se siente ella, mi madre encantada, con tres hijas no pensaba que sería madrina, le doy el ramo a mi sobrina, vuelve el padrino, mi marido sigue con cara de ¿en serio te has olvidado los anillos? momento de las peticiones, mi sobri (6 años) sube a leer y le da el ramo a su padre (el padrino), lo hace genial, pero no se le ocurre volver a coger el ramo y su padre se queda con el durante toda la ceremonia, está embelesada mirando al cura, el retablo, memorizando todo lo que estaba pasando, su carita no tiene precio, cuando la vi en el video de zoom me moría de amor.
Alguien saca de la bolsa los misales y se los reparten como en el cole cuando pasábamos los exámenes hacia atrás.
Al final todo el mundo colaboró en todo, y tuvimos una boda cum laude, los invitados estaban encantados porque gracias a todo esto, no ha sido una boda planificada y perfecta, sino una boda en la que cada uno aportó un poquito para que saliese bien, al final fue una boda de todos.
Muero de ganas por ver las fotos, de momento la fotógrafo me ha pasado 8 para ir matando el gusanillo y promete bastante. Yo que no quería reportaje de novios, al final recorrimos todo Burgos durante un par de horas, increíble pero cierto, nos fuimos cruzando con los invitados que por grupos estaban en distintos bares tomando el aperitivo y claro nos hacíamos fotos, parábamos a charlar... tan distendido que no habría sido posible en una boda al uso.
Haremos una segunda celebración cuando se pueda, mas que nada por los de Madrid que quedaron castigados, pero os aseguro que si por mi fuera me daba por satisfecha.
No tengáis miedo ni reparos en casaros, se puede hacer con cuidado, y sale bien, muy bien.