El 28 de abril de 2025, vivimos uno de los días más especiales de nuestras vidas en Madrid, un día que nunca olvidaremos, incluso por las circunstancias inesperadas que nos tocó vivir. Todo comenzó en Alcorcón, donde mi prometido y yo residíamos, pero ese día decidí empezar a prepararme en un Airbnb que mis padres alquilaron para que pudiera arreglarme con calma desde temprano.
A las 12 del mediodía, justo cuando comenzaba a peinarme, ocurrió el apagón que afectó a toda España. La luz se fue y, con ella, la electricidad en las calles y en el apartamento. Solo teníamos la mitad de mi cabello peinada y sin plancha ni secador, pero mi maquillador no se rindió. Sacó una luz LED a baterías que nos permitió maquillarnos a mí, a mi hermana y a mi mamá, demostrando que con creatividad y mucho amor, todo es posible.
Intenté salir a buscar señal en el celular, pero los vecinos nos alertaron de la magnitud del apagón y de lo incierto de su duración. Mi prometido, que debía subir a Madrid para encontrarse con su familia, no pudo avanzar más allá de la estación de Cuatro Vientos, ya que los buses no funcionaban y la carretera estaba colapsada. Vino cabizbajo y preocupado, pero en ese momento, decidí que no podíamos rendirnos. Todos teníamos que estar listos más temprano, porque si hay novios, hay boda. Sin importar quién llegue, la celebración debía continuar.
A las 3 de la tarde, la fotógrafa llegó justo a tiempo para capturar el primer look de mis padres, a pesar de las dificultades para desplazarse. Nos tomó fotos maravillosas, y nos contó que también tuvo que hacer un largo recorrido en varios buses tras un accidente, pero que su convicción de llegar fue más fuerte que cualquier obstáculo.
A las 4:30 pm, envié a mi prometido, a mis hermanos y a la fotógrafa hacia Madrid, sin certeza de si lograrían llegar a tiempo. Mientras tanto, en el apartamento, esperaba con mis padres la llegada del coche contratado para llevarnos a la iglesia, programada para las 6:00 pm. La incertidumbre era grande, pero justo a las 5:15 pm, apareció el coche de lujo en la puerta, como un milagro más en nuestro día.
El trayecto fue más largo de lo esperado, pero logramos llegar a la iglesia a las 6:30 pm, justo a tiempo para que mis hermanos nos esperaran en la puerta. El padre nos recibió emocionado, acompañado de la fotógrafa, y aunque aún faltaban algunos familiares y músicos, mi hermana, como dama de honor, resolvió rápidamente la entrada y las lecturas para comenzar la ceremonia.
Y así, en medio de velas que iluminaban nuestro camino, rodeados de nuestros seres queridos y con el corazón lleno de esperanza, nos casamos a capela, en una ceremonia llena de magia y amor.
Pero la aventura no terminó allí. Después de la ceremonia, temí que no pudiéramos llegar al banquete. Sin embargo, al salir de la iglesia, ya estaba el autobús que contraté a última hora para trasladarnos al lugar del banquete. ¡Qué suerte! La mayoría de nuestros invitados había llegado caminando, así que todos nos fuimos juntos en ese autobús, compartiendo la alegría y la emoción del día.
Al llegar al lugar del banquete, nos sorprendió que habían cocinado con una hornilla a gas y tenían todo listo para nosotros. Fue una cena muy romántica, llena de calidez y sencillez, que nos hizo sentir aún más conectados con nuestros seres queridos. La noche avanzó con risas, historias y mucho amor, y justo cuando parecía que la magia había llegado a su fin, la luz volvió.
La luz apareció en el momento perfecto, justo a tiempo para nuestro baile y para coronar de forma perfecta nuestro día tan especial. Esa noche, aprendimos que, cuando hay amor, determinación y un poco de suerte, no hay obstáculos que puedan apagar la luz de una historia tan hermosa como la nuestra.
Estoy muy agradecida con cada uno de nuestros proveedores: avenida maquillaje, moonplay fotografía, aurum fusión, intereuropa car y traslados VIP Madrid. Sin ellos, la historia no hubiera sido la misma.