¡Mi boda, superó la boda de mis sueños!
Después de mucho estrés y miedos, por fin llegó el día tan esperado. Me levanté segura y sin ningún tipo de nervios, lista para darlo todo.
Esa noche dormimos juntos en nuestra casa, nuestra última noche de novios. Me marché muy pronto para ir a la peluquería, y él se quedó allí esperando a sus mejores amigos, quienes le ayudarían a arreglarse para el gran día. Llegaron todos, y entre muchos nervios y alegría, le ayudaron a vestirse. Estaba radiante, nunca había visto un novio tan guapo...
Yo, después de ir a la peluquería, fui a casa mis padres dónde ya estaban esperando mi familia y la maquilladora. La mejor maquilladora que hubiera podido elegir, con los mejores productos del mercado, primero maquilló a mi madre y abuela, y luego se centró en mi dejándome espectacular. Luego mis damas me ayudaron a vestirme y después mis dos mejores amigos me hicieron entrega del ramo. Una vez lista, salí a la calle donde gente del pueblo estaba esperando para verme y felicitarme, cogimos el coche y dirección a la Catedral del Vino, en Pinell de Brai.
Allí me entraron los nervios, pero cuando entré en la bodega vi a todos los invitados, y lo vi a él, todo desapareció y solo existía la felicidad. Él estaba emocionado, mi príncipe azul, ya nada más importaba.
La ceremonia fue perfecta, sencilla, muy íntima, muy personal, con sorpresas, lágrimas, humor, abrazos, risas... Fue mucho mejor de lo que nunca hubiera podido imaginar. Y los amigos y familiares que hablaron lo hicieron todos de 10, se habló del amor, del futuro, de la amistad, de nosotros, de ellos, de la vida... Realizamos la ceremonia de la luz para simbolizar nuestra unión. ¡Y luego nuestros votos y el deseado beso!
I luego la comida, fue toda una fiesta. Nuestros invitados estaban entregadísimos todos, se portaron de 10 y participaron muchísimo bailando, hablando, cantando, haciendo juegos... La comida estaba incluso más buena que el día de la prueba y a todo el mundo encantó. Hicimos regalos a amigos y familiares, regalos que no se esperaban y que nos permitió compartir con ellos momentos inimaginables, abrazos eternos, lágrimas de felicidad que valen oro y fotos que valen millones.
Y después nos fuimos a una pista de baile en el exterior donde primero bailé con mi padre, quien me entregó a mí ya marido, con quien terminamos con nuestro baile nupcial. Luego fiesta y alegría, y muchas risas con el fotomatón que fue un acierto total.
Y a la noche para finalizar, volvimos a nuestra casa dando un paseo por nuestro pueblo, solos, lloviznando y llenos de amor. Y nos hizo ilusión la lluvia, ya que había hecho un día precioso, pero pudimos terminar con el dicho ¡“novia lluviosa, novia dichosa”!
Todos nos olvidamos del mundo, nos abrazamos, nos besamos, nos reímos, nos emocionamos... Fuimos muy muy muy felices, y no cambiaría nuestra boda por nada del mundo, ¡fue mucho mejor que la boda de mis sueños!
Gracias por todo lo que me habéis dado y ayudado durante estos años, os llevaré siempre en el corazón!