Buenas!!!!
Hoy vengo a compartir una anécdota bodil, para echarnos unas risillas... Trabajé hasta el jueves antes de la boda, esa tarde fui a hacerme las uñas, semipermanentes, así que las uñas eran naturales. Poco antes me había roto una uña de la mano izquierda, mi esperanza quedaba puesta en la derecha, que era la que iba a usar para la alianza desde un comienzo. Total que llego a casa de mis padres y ¡uña rota! Únicamente fui a apagar una luz, que queda en un hueco entre pared y armario, algo debió moverse porque ¡os aseguro que nunca me había roto una uña haciendo ese gesto! Yo me reía, porque era como ¿y ahora qué? El esmalte intacto pero mi uña estaba abierta hasta la mitad. Si cortaba se quedaba súper corta respecto a las otras, la otra solución era pedir que me las pusieran todas postizas el viernes, pero no me molan. Total que entonces lo digo en voz alta, toda calmada, "me acabo de cargar una uña, rota hasta casi el medio", entre los "vaya, cómo ha pasado, qué has hecho, etc" de mi tía y mi madre pude oír a mi padre "eso le pones pegamento y se arregla". Y allá que fui a la nevera, loctite, además con pincelito, ¡ideal! Cuando llegué a mi casa limé un poco la uña y un sobresaliente de loctite. Y así llevé una de las uñas de la mano derecha, no se notaba, de hecho duró algunos días más, luego la corté sin más. Mi salvador, el loctite 😁
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